Capítulo 11

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Al otro día, cono si el clima supiera la tristeza por la que pasaba la pequeña Shelby y se pusieran de acuerdo, amaneció lloviendo.

Meg despertó al sentir ruidos a su alrededor. Abrió los ojos encontrándose con Tommy terminando de acomodar su saco frente al espejo.

-¿Ya te vas? -preguntó con la voz algo ronca por el sueño, poniendo su mirada en el techo.

-Debo hablar con Polly -se giró hacia ella y se acercó -o eso intentaré - observó cada detalle de su rostro.

Su piel trigueña. Su nariz pequeña y repingada. Su labios de color casi rojo gracias a que se encontraban lastimados por el frío. Sus ojos color café estaban cerrados pero podía admirar las pestañas que apenas tocaban la piel bajo ellas, no tenía pestañas largas y gruesas pero siempre llevaba maquillaje para hacerlas resaltar lo más posible. Para él era preciosa.

-Vas a ojearme de tanto mirar -susurró aún con los ojos cerrados y sonriendo.

-Me voy -fue lo único que dijo Tommy y caminó rápido a la salida tratando de ocultar la vergüenza.

Segundos después se escuchó la puerta principal abrirse y cerrarse.

Megan dio vueltas en la cama hasta que al final con pereza tuvo que levantarse. Odiaba salir de la cama en las mañanas. Y los días de lluvia no daban ganas más que para seguir durmiendo, aún así debía empezar el día y prefería hacerlo temprano para no perder el tiempo, eso sí, el debate interno con su cerebro sobre levantarse o no le llevó unos 15 o 20 minutos.

Intentó disfrutar lo más posible su desayuno,ya que sabía que el día no sería fácil pero no resultó como quería porque su cabeza solo estaba en dos cosas: 1. Ada y el bebé 2. Tommy.

Su relación con Tommy era un círculo vicioso. Siempre había sido así. La amaba, lo demostraba, se arrepentía, se alejaba para luego volver al principio.
Debía admitir que era molesto pero lo amaba y eso no podía cambiar, estaba segura de que siempre lo haría y tenía la esperanza de que él se dejara amar algún día. Y para eso debía tener paciencia, por suerte ella siempre fue una persona paciente y lo esperaría.

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En cuanto Megan se enteró de que Ada no quiso atender ni a Polly fue a su casa. No podía ni quería dejar a su amiga en esos momentos, sin importar que, seguramente, la madre primeriza no le abriera la puerta.

Llegó y luego de un suspiro golpeó la puerta con los nudillos. Nada. Volvió a tocar y nadie daba señales ahí dentro.

-¿Ada? Soy Megan, abre -lo dijo lo más dulce posible.

-¡Vete Megan! ¡No necesito que vengas en nombre del que se hace llamar mi hermano! -se escuchó el grito de Ada seguida del llanto de un bebé.

-No estoy aquí por Thomas, porfavor abreme -ambas estaban del lado contrario a la otra tras la puerta -Al menos dime si necesitas algo, tu o el bebé, nos preocupamos linda.

-Solo quiero estar sola un tiempo, Meg -los ojos azules de la Shelby volvieron a estar aguados -Estamos bien...dentro de lo que se puede.

-Buscame si necesitas algo ¿si? Lo que sea -Meg cerró los ojos apoyando la frente en la madera de la puerta -No están solos, Ada...

-Lo sé -contestó segura del otro lado -gracias...

-Bien... -sin más que decir se alejó de la puerta y volvió a las lluviosas calles.

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Lo primero que hizo después de salir de lo de Ada fue ir a la casa de apuestas, todo estaba tranquilo así que caminó a la cocina donde, según había escuchado, el mayor y el menor de los Shelby se encontraban con Polly.

Ⓐⓝⓖⓔⓛ {Tommy Shelby}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora