• Capítulo único •

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Bokuto era un tonto, pero un tonto con un novio asombroso

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Bokuto era un tonto, pero un tonto con un novio asombroso.

Bokuto quería mucho a Akaashi, se sentía tan feliz al ser de las únicas personas que podían causar la hermosa sonrisa que pocas veces mostraba el azabache.

Pero lo que más le hacía feliz, era poder regresar a su hogar tomado de la mano de Akaashi —La cual era más grande y delgada que la de Bokuto—.

Esa conexión que sentía cada que pasaba tiempo con Akaashi, ya no solamente se limitaba a la cancha, ahora se extendía hasta las tardes en las que se desvelaban viendo películas, acurrucados con cobertores cuales búhos en invierno.

Se extendía a las mañanas, cuando Akaashi le llamaba para despertarlo, evitando que llegue tarde.

Se extendía a los fines de semana, cuando salían a algún lugar para pasar el tiempo.

Se extendía a la fuerza y valentía que tuvieron para hacer pública su relación, disfrutando de ella a pesar de recibir críticas.

Se extendía a las noches en las que Bokuto se quedaba despierto hablando por teléfono con Akaashi, calmando las inseguridades y ansiedades del menor.

Se extendía a su sola existencia, a la complementación que había entre Akaashi y Bokuto, al como Bokuto nació para Akaashi, y como Akaashi nació para Bokuto.

Sin duda alguna Akaashi hacía feliz a Bokuto, y de igual manera Bokuto hacía feliz a Akaashi. De eso no había duda.

Akaashi es mi alma gemela

¡Por supuesto que creía en las almas gemelas! ¡Nunca había conocido a alguien tan perfecto como lo era Akaashi Keiji! Los envidioso dirán que su Akaashi no es atractivo.

Porque lo era, por los santos árbitros, Bokuto estaba embelesado con todo el concepto de lo que era la existencia de Akaashi, el condenado tenía una aura de dios inalcanzable, de esos de pisame y te digo gracias.

Pero Akaashi nunca lo pisaría, ya se lo había pedido y el chico se negó rotundamente preguntándole si se había golpeado la cabeza.

Keiji lo ayudaba con sus modo emo, se encargaba de hacer o ver el lado divertido de las cosas para que Bokuto disfrutara cada momento, se acoplaba a la energética vida de él y que ni se diga de los mimos que le daba antes de cada partido, cuando se quedaban ellos dos solos en los vestidores o el baño, en silencio, Bokuto siendo abrazado por Akaashi, mientras las manos del menor se paseaban con cuidado sobre las hebras del cabello de Koutaro, buscando relajar a su novio antes de entrar a esa tan activa cancha.

Era su momento, su ritual de la buena suerte, como lo llamaba Bokuto.

Como amaba su relación con Keiji.

Con sabor a Akaashi || BokuAka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora