Eres mia

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Hermione se encontraba en la biblioteca estudiando en una mesa alejada, se levantó para recoger unos libros y fue ahí cuando Draco aprovecho, para acercarse a ella tapandole la boca con las manos y luego la arrastró hasta el pasillo de la sección prohibida pues ahí nunca iba nadie.

—Se puede saber que fue esa idiotez con Weasley

—No se a que te refieres es mi novio… puedo besarlo cuando quiera.

—Eso ni tú te lo crees… cuando vas a entender Hermione… nadie te va hacer olvidarme… con nadie vas a sentir lo que sientes conmigo. —dijo mientras la arrinconaba contra una de las estanterías de libros tomándola por la cintura.

—Estoy feliz con el —contesto la castaña nerviosa y apartando su mirada, pero Draco tomo de su barbilla obligándola a verlo a los ojos.

—Estás con él para convencerte de que me puedes olvidar… que lo nuestro se acabó.

—Y eso a ti que más te da… ya no estamos juntos Tu! Lo decidiste.

—Tienes razón y espero que seas feliz, aunque sea con el —dijo mientras se alejaba, pero Hermione lo tomo del brazo.

—Por qué! —grito con impotencia —porque arruinarte lo nuestro… nosotros estábamos…

—No hay nosotros Hermione…! Nunca lo hubo y nunca lo habrá.

—Mientes… —contesto la castaña ya sin poder soportar derramar sus lágrimas. —Me extrañas tanto como yo a ti, anhelas mis besos y mi cuerpo como yo el tuyo.

Hermione se acercó más a Draco tomando su rostro y estando tan cerca que ambos sentían sus respiraciones. Draco respiraba con dificultad tratando de contener las ganas de besarla de devorarla por completo.

—Entonces deja a Weasley

—Lo haré cuando tú dejes a Astoria.

—Eso no pasará…

—Entonces no tienes ningún derecho a pedirme ¡Nada! —soltó Hermione molesta mientras empujaba a Draco para alejarlo. El solo dio un golpe a una de las paredes que tenía cerca para contener su frustración, luego tomo a Hermione por el rostro.

—Bien… pero recuerda una cosa... Eres mía… siempre lo serás… Aunque lo intentes jamás te vas a olvidar de mi… Nunca lo vas a querer.

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Los ruidos de todo destruyéndose podían escucharse a kilómetros de distancia, las mesas y bancas estaban destrozadas. El aula parecía haber enfrentado una guerra que destruyó todo a su paso.

—No pudiste encontrar una manera menos… destructiva para sacar tu furia

—Si encuentras una más efectiva que está…

—Claro que si… —dijo Ginny extendiendo su mano para que él la tomara.

Al cabo de unos minutos llegaron al campo de Quidditch Y ella fue por unas escobas. Se elevaron unos metros.

—Te reto a una carrera… hasta los postes de anotación y de regreso. —dijo con una sonrisa —veamos si eres tan rápido como presumes.

Sin más aviso avanzó a toda velocidad, pero a los pocos metros fue alcanzada por el chico ganándole por unos pocos segundos.

Consecuencias (2da parte de Sentimientos Ocultos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora