~Mundos Distintos Mismo Sentimiento~ [Jotakak]

☆ Exámenes finales

- Jo-Jotaro espera...-

- Sólo un poco más - susurro cerca de a oído

- Jotaro...si sigues así...yo... ¡AH! -

- Listo ¿Cómo te sientes ahora? -

- Vaya, ya no me duele el cuello - dijo mientras posaba una mano sobre la zona que anteriormente le causaba molestia - No sabes como me estaba matando este dolor -

-Supongo que es el estrés por la semana de exámenes - acaricio el cuello del menor - Dime ¿Cuál será mi recompensa? - dijo mientras se acercaba peligrosamente a su rostro

- Podemos llegar a un acuerdo, chico rudo - la caricia recibida le erizo la piel. Miro de manera retadora al mayor

- Espero que no te arrepientas después - y con esto se le lanzo encima, tumbándolo sobre el piso

Esa tarde habían ido a la casa del mayor, para ser más exactos se encontraban en la habitación del pelinegro, con la intención de estudiar para los exámenes finales del siguiente día. Aunque sin darse cuenta ambos se distrajeron, dejando de lado el propósito inicial

- Jotaro, me estas aplastando - dijo mientras con sus manos trataba de apartarlo

- Nada de peros, debes cumplirme - y con eso empezó a invadirlo de besos por todo su rostro, haciéndole cosquillas en el proceso.

Pasaron unos minutos entre forcejeos y besos hasta que finalmente se rindió el pelirrojo, la felicidad que había provocada hizo que Noriaki estirara sus brazos para atraparlo en un suave abrazo y así besarse con fervor. Incluso entre besos, Jotaro seguía provocándole cosquillas y es que realmente amaba oírlo reír, podía jurar que eso le daba vida.

El tiempo en el que duraron así fue prolongado, comenzando a cansar al mayor, apoyándose con manos y rodillas para evitar dejar caer todo su peso sobre el ojivioleta. Una de sus piernas se encontraba entre las de Nori, al tratar de buscar un mayor soporte, Jotaro rozo accidentalmente con la entrepierna del más joven, provocando que este jadeara por la impresión.

Los dos se separaron con aquello, sorprendidos por lo que había pasado. Nori con el rostro completamente sonrojado al darse cuenta del prácticamente gemido que había emitido. Por la otra parte, Jotaro había quedado fascinado por la reacción del otro.

Juraba que su intención nunca fue esa.

Esto era algo totalmente nuevo y fascinante para ambos, solo que no sabían cómo interpretarlo, no sabían como actuar ahora. Solo podían mirarse a los ojos como un sistema de lenguaje que solo los dos entendían.

Kakyoin, de manera tímida y torpe lo trajo con sus brazos como en una muestra de que podía seguir, tranquilizando al mayor e incluso invitándolo nuevamente a formar parte de lo que eran ambos.

Sus corazones latían fuertemente, uniéndose nuevamente ahora con el nerviosismo y la emoción de experimentar algo nuevo.

Pudo haber durado más tiempo aquella muestra de afecto, hasta que se escuchó el sonido de unos pasos apresurados en el pasillo.