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Epílogo; Sunny

Far; Epílogo; Sunny

        Sunny; una pequeña niña feliz, de cuatro años de edad, ojos verdes claros, suaves rizos rubios que caen hasta su cintura, sonrisa contagiosa. Es tímida, pero dulce, y ama infinitamente todo. Su vida ha sido dura, muy dura estos últimos tres años con su único padre después de que su madre muriera. No está segura por qué se encuentra aquí, en este lugar, pero le dijeron que su padre se fue a algún sitio llamado cárcel, y era un sitio donde encerraban a la gente mala. Tan sólo minutos después oyó a las personas mayores murmurar cosas acerca de su padre. Solo pudo escuchar una palabra: muerte. 

Por ende, Sunny estaba sola, sin ningún familiar cercano y sin nadie quien criara a la pequeña. 

A Sunny no le importaba. No le gustaba su padre, siempre llevaba una botella en la mano que contenía algún líquido que lo hacía gritar y rugir. Él la hacía llorar, a veces marcaba su piel con grandes manchas oscuras, rompía sus juguetes favoritos y la metía en la cama sin cenar.

Asi que a Sunny no le importó ni un poquito cuando la sacaron de su casa y la internaron en una cosa que los adultos llamaban 'orfanato'. Allí había muchos niños de su edad, pero aun así siempre estaba sola. Algunos niños eran malos y no querían ni hablar con Sunny. Otros niños eran agradables, pero nunca querían jugar con ella. Todos ellos parecían tristes y silenciosos. De nuevo, a Sunny no le importó, estaba acostumbrada a estar sola. 

Estuvo sola hasta que él apareció. Jugaba con su muñeca cuando un hombre entró por la puerta. Un hombre con cabellos desordenados, una barbilla sin afeitar y jeans ajustados, alguien que sonrió cuando vió a Sunny. Entró en la sala acompañado de la mujer que trajo a la pequeña aquí. Sus azules ojos estaban rojos e hinchados, y Sunny pensó que el señor debía estar realmente triste, porque así se veían sus ojos cuando ella lloraba. 

Una vez que el hombre llegó hasta Sunny, se agachó con las manos en sus rodillas y sonrió. "Hola, Sunny. Soy tu nuevo papá. O también me puedes llamar Louis, lo que prefieras. ¿Te gustaría comenzar una familia y venir a casa conmigo?"

Sunny pestañea, incrédula, con los labios ligeramente entreabiertos mientras observa atentamente al hombre. Inocentemente, alza su muñeca para que Louis la pueda ver bien.

"Esta es Sophie. ¿Puede venir también?"

"Por supuesto que puede. Todos tus juguetes pueden." Ríe Louis, dando unas palmaditas a Sophie, la muñeca, en la cabeza. "Necesito rellenar unos papeles- digo, hacer cosas realmente aburridas de adultos. Así que, antes de que podamos ir a casa, ¿qué tal si empacas todas tus cosas y te preparas, amor?"

Sunny asiente felizmente. Sus rizos rebotan sobre su espalda con cada saltito, y la mujer que acompaña a Louis le entrega su pequeña valija marrón. "Guarda todos tus juguetes y ropa, ahora volveremos," dice la directora.

Louis susurra a Sunny cuando la señora desaparece, "incluso podríamos comprar helados de vuelta a casa, ¿sí? ¿Cuál es tu sabor favorito?" 

"¡Fresa!" Exclama Sunny excitada, apretando a Sophie contra su pecho. La sonrisa de Louis no se borra de su rostro.