Rey Jones lo tiene todo, un grandioso trabajo como decorado de interiores, teniendo su propia sección en Vogue, la famosa revista de alta moda, tiene un fabuloso departamento en la quinta Avenida y después de todo eso, un novio maravillosamente perf...
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El viento era suave sobre su tersa piel, cerro los ojos con calma sintiendo el aire del campo sobre sus mejillas, sobre su cabello, sobre su alma. Nunca había sentido tanta paz como la que sentía en este precisó momento. Justo aquí, en medio de la nada..
Sonrió para sí misma, abrió los ojos y miro el extenso campo frente a ella, flores, pájaros y árboles con los últimos destellos verdes, estas cosas no se ve en la ciudad. Camino por vereda hacía la abajo. Mirando la cerca que los separaba de la carretera y de las vacas al otro lado, trató de trepar por ellas, el dolor en su pierna no era nada en comparación con lo que ya había sufrido antes.
De pronto sintió una calida mano sobre su cintura, Clyde la ayudó a subir.
Se sentó en la cima, ahora si podía ver más que antes desde esta posición la gran montaña frente a ella.
El se quedó abajo, aunque realmente era casi tan alto como la cerca divisoria.
—Estas cosas no se ven en Nueva York. —dijo Rey viendo el basto bosque sobre ellos. Luego se giro hacia el. —extrañaba esto.
Clyde la miro sonriendo.
—Recuerdas cuando trabajaba de mesera, y pasabas por mi para ir al lago que no quedaba lejos de aquí. —esta vez no lo miro, solo lo dijo como una bella y lejana anécdota.
El emitió un ruido y asintió.
—Deseaba que fuera mi hora de salida solo para irme contigo en la vieja camioneta de tu padre. —siguió hablando, necesitaba saber cuanto extrañaba las pequeñas cosas.—los paseos y las charlas, mirando nada más que la vista.
—Yo también deseaba salir de mi trabajo solo para verte. —el miraba el punto invisible el mismo que miraba Rey delante de ellos.
Ella sonrió casi emitió una risa sorda.
—¿Que nos paso?. —el tono tan suave de su voz, pero sonaba desgarrador en los oídos de Rey. Ella sabía que había llegado el momento.
—Rey, yo te amaba.
"¿Yo te amaba?" Se dijo Rey en su cabeza, ¿acaso ya no la amaba?. Porque ella aún no sabía que sentir por el, pero era seguro que aún guardaba mucho para Clyde, algo que ella ni siquiera podía describir.
—Yo también. —dijo, cuando Clyde levantó la vista, ella lo miraba.
—Entonces, ¿porque?. —el necesitaba saber la verdad, el necesitaba saberlo ahora.
Rey sonrió con melancolía, —Fuí tan cobarde Clyde.—dijo.
A ella vinieron recuerdos de momentos preciosos para ella y seguramente para el también.
La primera vez que se tomaron de la mano, la primera vez que se dieron un beso, la primera vez que le hizo el amor, la primera vez que lo llamó esposo.
