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Seokjin gimió, abriendo los ojos mientras su teléfono sonaba estridentemente desde su mesita de noche. Le dolía la cabeza, le pesaba mucho el estómago y de repente se alegró de no sentir la necesidad de vomitar.
Había algo en el peso de su estómago que le decía que tampoco se levantaría apurado.
Su teléfono continuó gritándole, y su mano lo tocó, golpeándolo contra la alfombra con un ruido sordo y Seokjin suspiró.
Se recostó contra la almohada, tirando de la sábana más allá del peso que lo sujetaba al colchón. Podía recordar haber puesto la alarma antes de salir con Jungkook la noche anterior, conociéndose lo suficientemente bien como para saber que podría haber estado demasiado borracho para hacerlo cuando llegó a casa.
Y estaba impresionado con su previsión, aunque como su teléfono seguía alertándolo del hecho de que sí, eran las cinco de la madrugada, deseó haber sido un poco más descuidado.
Pero esa casilla se comprobó cuando el peso comenzó a moverse, y Seokjin se dio cuenta de que el peso se extendía a su izquierda, y que el peso no era inocuo, como había esperado. De repente hubo una masa gimiendo y en movimiento a su lado, y Seokjin suspiró.
-¿Puedes apagar eso?
Seokjin cerró los ojos aún más hasta que la luz estalló detrás de sus párpados. Se había acostado con alguien. Como si tuviera dieciocho años tratando de meter a un novio en su casa sin despertar a su madre. Solo que ahora, tenía veinticinco años y se suponía que había pasado por toda esta mierda.
Una vez que el peso se movió para el otro extremo, había descubierto rápidamente que era un brazo una vez que había abierto los ojos, se tambaleó al borde de la cama para agarrar su teléfono, la sábana deslizándose hacia abajo y genial. El estaba desnudo.
Apagó el teléfono, lo dejó caer sobre la mesita de noche y se recostó contra las sábanas, negándose a mirar ni siquiera un centímetro a su izquierda, porque ni siquiera recordaba haber traído a alguien a casa, y mucho menos haber tenido relaciones sexuales.
-¿Que hora es?
Seokjin se mordió el labio inferior.
-Justo después de las cinco.
-¿De la madrugada?- la voz era incrédula y profunda, áspera por una gran noche.
-Sí, tengo que ir a trabajar.
Seokjin odiaba esta parte. En todos los ligues de una noche que había tenido (aproximadamente cuatro que no habían terminado bien en absoluto) la mañana después fue lo peor. Era incómodo cuando él y un extraño al azar tenian que mirarse sobre el hecho de que habían follado sin decirlo realmente, y tratando de recuperar algo de la magia de la noche anterior, pero fallando espectacularmente.
