La sonrisa en el rostro de Emma fue cautivadora, o tal vez fue el hecho de que Roger entrelazó nuestros dedos, de vez en cuando frotando el dorso de mi mano con el pulgar.
—¿Qué quieres ver primero, Em? —le preguntó Roger al entrar por las puertas del Museo Británico.
—¡Momias! —exclamó Emma emocionada.
Roger se rió entre dientes. —¿y luego?
—¡Romanos! —Emma rió y nosotros también.
—¿Y a ti qué te gustaría ver, princesa? —Roger preguntó, inclinándose más cerca de mí para susurrar la última palabra. Un escalofrío recorrió mi espalda. Me volví hacia él, sonriendo.
—No lo sé, papi —Respondí inocentemente.
Roger contuvo el aliento y no pude evitar sonreír. —Ten cuidado, princesa —advirtió— no empieces algo que no puedas terminar.
—Entonces hazme terminar.
Roger me miró durante unos segundos, solo apartando su atención de mí cuando Emma nos llamó, señalando un tramo de escaleras.
—¡Por aquí! ¡Las momias son por aquí! ¡Vamos, Sarina! —Me reí mientras ella corría hacia nosotros y me tomaba de la mano, tirándome detrás de ella y lejos de Roger.
Roger se rió entre dientes ante la vista antes de seguirnos hacia arriba, y finalmente consiguió que Emma soltara mi mano.
—¡Wow! —Ella exclamó tan pronto como entró a la habitación con todas las momias adentro. —¡Mira! —Señaló una de las momias, que todavía estaba en su sarcófago, detrás de un cristal, por supuesto. —¡Quiero tocarlo!
—No puedes tocarlo, cariño. —le dijo Roger.
—¿Por qué no? —Hizo un puchero, actuando como una niña pequeña de la edad de Theo. —Por favor, papi
—Em —dije, agachándome a su lado para que yo tuviera aproximadamente la misma altura— si todos tocaran esas momias, se arruinarían, ¿no es así? Y luego, en unos treinta años, cuando tus hijos quisieran venir a ver las momias, no podrías llevártelas, porque no quedaría ninguna —Le sonreí— Y además, los aceites en tu piel los dañarían. Y tienes que recordar, cariño, que eran personas reales. A pesar de que están muertas, y lo han estado por unos miles de años, todavía merecen un poco de respeto, ¿no es así?
Emma guardó silencio.
—Piénsalo, Emma —dijo Roger, agachándose del otro lado. Emma lo miró— ¿te gustaría que una niña pequeña tocara tu cuerpo algún día?
Emma se quedó en silencio durante unos segundos, pensando en la respuesta, antes de negar con la cabeza.
—Exactamente —Le sonreí, poniéndome de pie en toda mi estatura. —¿Seguimos adelante? —Hice un gesto hacia los otros artefactos en la habitación, y Emma tomó mi mano, llevándome a otra caja de momias. Roger se puso de pie y nos siguió.
* * * * *
—Hmm creo —dijo Emma mientras lamía pensativamente su helado de chocolate—que ustedes dos hacen una linda pareja.
Roger y yo la miramos sorprendidos antes de mirarnos tímidamente el uno al otro. Me sonrojé y él sonrió. Miré mi helado, feliz de que no pudiera leer mis pensamientos.
—¿En serio?
—¡Sí! —exclamó Emma. —Y creo que ahora voy a ir a jugar al parque. ¿Está bien, papi?
Roger asintió con la cabeza, sonriendo. —No te alejes mucho, cariño. Recuerda, si no puedes verme, entonces yo tampoco podre verte.
Emma asintió con la cabeza, terminó su helado y abandonó la mesa. Roger y yo nos giramos para verla jugar en el parque, mirando por la ventana del café al que habíamos ido a almorzar.
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Daddy┃Roger Taylor [Traducida al Español]
FanfictionRoger Taylor, un músico recién divorciado con la custodia de sus dos hijos: Emma, 7 y Theo, 2. Se une a Tinder con la esperanza de encontrar una relación seria, allí encuentra a Sarina Charleston. Sarina, una joven de 19 años, lo hace sentir feliz y...