Capítulo 28.

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Celos


—Ya llegué, tenemos un problema— Recién abrí la puerta, grité a mis padres. —Hasta que te dignaste a aparecer— Escuché un voz femenina ajena a las usuales en mi casa.

—Puedes acomodarte en mi habitación, es subiendo y a la derecha— Le indiqué a Nayeon, yendo a la sala directamente.

Mientras Nayeon siguió de largo, sintiendo su presencia a mi espalda, me quedé estático al ver la voz que tan familiar y distante se me hacía. — ¿Planeaba venir y ni siquiera verme? — Preguntó mi podría decirse, "mejor amiga"

—Es que estaba ocupado… — Sonreí nervioso. Ella se levantó del sofá, rápidamente tomó mi mano y me jaló, llevándome a donde estaba antes. —Y bien… — Sonrió diabólicamente. — ¿Cómo es Corea? — Preguntó.

— ¡TN, ¿Dónde me baño? — Escuché desde arriba, en coreano, aunque muy leve. — ¿Vino alguien contigo? — Preguntó quien tenía delante. —Una amiga— Me levanté rápidamente. —Quería conocer aquí— Me di la vuelta y salí corriendo.

—El baño es esa puerta— Señalé mi puerta al baño. — ¿Con quién estabas hablando? — Preguntó, mientras yo aún me estaba muriendo por falta de aire. —Vive al lado— Tomé aire. —No puede verte— Respiré otra vez. —Fué quien me metió en todo esto de la cultura coreana— Finalmente recobré mi respiración.

—TN, no me respondiste— Escuché como subía por las escaleras. — ¿Tú amigo es de Corea? — Algo en ella click. — ¡Déjame verlo! — Exclamó, lanzándoseme encima, tratando de abrir la puerta que casi cerré antes, podía verse un poco de nuestros cuerpos, pero su vista no llegaba a Nayeon.

— ¡Está en el baño! — Intenté quitarmela de encima, pero estaba siendo más complicado de lo que pensé, pero tal parecía que su cordura regreso al escuchar eso.

—Vamos a hablar fuera— Dije, cansado nuevamente. Ella asintió, yéndose primero.

Entre rápidamente a mi habitación, cerrando instantáneamente. —Voy a hacer todo lo posible porque no entre a la casa, no salgas de aquí— Advertí, saliendo de mi habitación y seguido, de la casa.

Entre bromas y mis experiencias de Corea, estuvimos casi una hora hablando, por suerte, se fué sin yo pedírselo.

Entré a mi casa, mucho más relajado ahora. Tomé un poco de agua, luego subí a mi habitación, al entrar, Nayeon seguía igual que antes, tal parecía que no se había bañado.

— ¿Tú vecina no? — Preguntó, en un tono casi enojado, estaba sentada al lado de la ventana que daba a la calle.

—Desde hace años si— Me expliqué. Se levantó, caminando en dirección a mi. —Regredemos a Corea, no me gusta que estés cerca de ella— Dijo delante de mí. Reí instintivamente ante tal oración de su parte.

— ¿Y tú quién eres para darme es tipo de órdenes? — Pregunté, cambiando mi semblante a uno muy serio. Se acercó aún más,  haciéndome golpear la puerta, su mano pasó por encima de mi hombro, queriéndome presionar aún más. — ¿Se te olvida quien soy para ti? — Preguntó, confiada.

—Eres solo mi ídola favorita— Quité su mano, apartandola con poca fuerza. — ¿Vine hasta aquí y no piensas volver? — Preguntó, con su orgullo herido.

Me volteé, enojado por fin. — ¿Cómo crees que son las cosas para mí allá? — Pregunté. — ¿Acaso alguna vez pensaste en mi estresante que puede llegar a ser mi vida? — Me acerqué a ella. —En lo humillante que es trabajar en un disfraz de gato y que ahora todos en un país me digan "gatito" — Ahora los papeles se habían invertido.

— ¿Acaso pensaste en lo humillante que es ser un esclavo? — La apresioné como ella anteriormente a mi. —Creo que no, literalmente me desmayé por tu culpa— Me alejé. —Podría haber muerto y supongo que podrías haberme buscado un reemplazo rápido— Respiré, ya que quería bajar la cólera.

—Yo… — Se notaba que no podía hablar. —Ves, no puedes siquiera hablarme ahora que sabes cómo me siento, no sientes realmente nada por mi— Me senté en mi cama, queriendo no llorar ahora.

—No es así… — Escuché como poco a poco sus palabras iban saliendo, pero disminuyendo su volumen.

—Es así, no me mientas y tampoco te mientas, solo soy un juguete para cuando estés aburrida— Coloqué mi cabeza mirando al piso, tampoco quería mirarla.

—En serio… no es como dices… — Todo seguía igual. —Esto ya es demasiado Nayeon… — Suspiré. —Creo que deberíamos terminar esto— Alcé mi vista.

Gatito - Nayeon y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora