7. Recuperar

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Coco & Rocky en multimedia.

Florencia:

Alister aparta los labios de los míos. Cálidos y fuertes, mientras aprovecha mi desconcierto para mirarme victorioso.

Y yo misma acabo con esa victoria, pisándole el pie.

—¿Que mierda...

—Vuelve a hacer eso y  pisare algo más que un pie.

Los ojos se le abren, enseguida ríe.

—No me vuelvas a besar sin mi consentimiento otra vez.

—¿Entonces puedo besarte con tu consentimiento?

Me sonrojo.—Eso no pasara. 

Me da una mirada llena de arrogancia.—La noche es joven, Florencia.





(***)





El mozo se retira con la carta y después de tomar nuestra orden. Alister y yo nos quedamos solo y claro que él toma la palabra primero.

—¿Me dirás algo sobre ti o debo adivinar?

—Mi vida no es tan interesante como la de un locutor de radio.

—¿Crees que mi vida es interesante?.—No respondo y el suelta una risa burlona.

—Lo haces ver tan sencillo.

—Pues no lo es. Como locutor a veces se me acaban las ideas y como yo mismo eso es malo, porque termino estresado de las dos formas.—Alister suspira.—Pero háblame más de ti, quiero conocer más sobre ti, Florencia.

—Creo que hasta sabes más de mí que yo misma.

—¿Jamás superaras que te he seguido?

—Jamás.

Se ríe.

El luce como todo un hombre soltero. La pregunta aquí es si lo estará o no.

—Dijiste que estabas casada antes...—Me recuerda.—¿Tienes hijos, Bombón?

Hijos...

El pesar me consume el pecho y él lo nota.

—Olvida la pregunta, yo..

—No, yo...—No he hablado de esto y siempre lo evito, esa es quizás la razón por la cual ahora que lo menciono, no soy capaz de parar.—Tengo un hijo.

Alister mantiene su expresión.

—Lo llamamos Nathaniel. Por mi esposo más que todo, Nathan, Nathaniel.

La mirada de Alister baja por un momento.—¿Y dónde está el?

—Con su esposa supongo. Se caso...—Siento un nudo en la garganta.—Con la mujer que no esperaba que escogiera.

—Bombón...

Trago duro.—Me separe de el por diferencias. Ella le inculco la religión china y mi hijo acepto sus tradiciones porque la amaba. Ella lo cambio, cambio al hombre que yo y Nathan criamos... Lo hizo seguir una creencia con la que no nació y...

Los sesenta es solo un númeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora