Los comienzos de mi historia

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CAPÍTULO I

Yo era una jóven inexperta e inmadura, estaba muy perdida en la vida, y muy borracha. Tenía doce años, tan solo era una niña cuando Ricardo me forzó contra aquel ford fiesta. Él era mayor, y me gustaba; gozé. Eran las seis y media de la madrugada, llevaba toda la noche bebiendo y tenía una resaca terrible. Las fiestas de mi pueblo eran la mejor época del calendario. Mis amigas y yo estábamos coladitas por un chico.

Yo crecí en un entorno hostil: mi padre murió por una sobredosis de anfetaminas, y para pagar mis estudios; mi madre tuvo que trabajar como prostituta en el burdel del pueblo. Yo no tenía a nadie en mi casa, por lo que me crié en la calle. Mis amigas jugaban con muñecas de Famosa, mientras que yo tenía una Barbie sin cabeza.

Aquella noche bebí unops cuantos cubatas, varias botellas de Vodka y varias docenas de chupitos de tequila. Me ofrecieron drogas, y las acepté gustosa: un poco de Marihuana, varias rayas de Jachís y alguna que otra jeringuilla de heroína. El chico pasó de todas y se dirigió a mí:

RICARDO: Hola Manolita, ¿podríamos hablar de algo en un sitio más privado?

MANOLITA: Claro que sí.

Me llevó a aquel callejón oscuro y me estampó contra aquel Ford Fiesta, se bajó los pantalones e introdujo su miembro en mis partes íntimas. Gozé. Me dejó tirada allí, y pasé la noche tras mis sollozos.

Los amantes de ManolitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora