Entre hermanos nos entendemos

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ADVERTENCIAS: Mucho, pero mucho ooc porque todavía no sé llevar a estos dos. Yaoi.

Disclaimer: Boruto no me pertenece derechos de Ikemoto o Kishimoto (¿)

Entre hermanos nos entendemos

Boruto siempre recibía su primer regalo de cumpleaños nada más despertarse. No era de su madre y tampoco de su madre, era de Himawari. Decía siempre, pero era algo que la niña comenzara a hacer desde que tenía cinco años.

Ese año, le esperaba un pequeño paquete cuadrado junto a la puerta de su cuarto y una cartita pequeña envuelta con un lazo. Maldecía muchas veces que su hermana fuera capaz de hacer esas cosas tan... cucas. Sí, cucas sería la palabra. Porque sus manos eran nefastas para tener paciencia de desenvolver con cuidado el papel o el lazo.

Aún así, intentó concentrarse plenamente en hacerlo.

Leyó primeramente la carta. Era una tarjeta de felicitación casera, en realidad, donde Himawari le deseaba feliz cumpleaños habiéndose dibujado a ellos dos de formas deformes. Si Inojin lo viera, seguramente le daría un patatús.

Después, abrió el paquete.

Los regalos de Himawari siempre variaban entre cosas hechas a manos —como la vez que le regaló aquel trozo de arcilla con cierta forma sospechosa pero que a ella la hacía feliz de dársela—, hasta unos calcetines muy doblados para que parecieran otra cosa. Así que la sorpresa siempre estaba asegurada.

Esa vez no fue para menos. Su hermana le había comprado un... silbato antiviolación. ¿Por qué? No lo sabía. ¿Era consciente de qué era? Tampoco lo sabía. Seguramente lo había comprado porque la forma le parecía graciosa y pensó en él.

—¿Qué diablos es eso?

Dio un respingo al escuchar la voz. Si algo había cambiado desde hacía cuatro años era la presencia de Kawaki. Desde que su padre lo adoptara y otros diversos sucesos que prefería ignorar, Kawaki se había convertido en un Uzumaki al que debía de aceptar. No podía llamarlo en sí, pero podía considerarlo como tal. Incluso como rivales.

—Un silbato —respondió metiéndolo en el bolsillo trasero del pantalón—. Un regalo de Himawari.

—¿Por qué?

Boruto suspiró. Todos los años era lo mismo. La misma pregunta, la misma mueca de desinterés después para irritarlo y las miradas que remarcaban lo que su boca no decía. "Eres un niño mimado". Comprendía que Kawaki había sufrido de muchas carencias, pero desde que estaba en el hogar Uzumaki se le había mimado considerablemente las veces que él se lo permitía. Ya toleraba que su madre, por ejemplo, lo abrazara.

Así pues, también se le celebraba un cumpleaños.

—¡Ah, aquí estáis! —exclamó Hinata al verles. Le dedicó una sonrisa igual de maternal a ambos—. Venga, que hoy ha hecho el desayuno Himawari para celebrar tu cumpleaños.

—¿Por qué? —preguntó sorprendido—. ¿No vamos a celebrarlo por la tarde?

Boruto ignoró a Kawaki para seguir a su madre escaleras abajo.

—No, tu padre tiene libre ahora y no por la tarde. Además, Himawari ha quedado para hacer un proyecto de clases con sus amigas que no puede cancelar.

—Comprendo —aceptó bajando los escalones más lentamente.

—Tu talón de Aquiles.

Dio un respingo al notar la voz más cerca de lo que pensaba. Kawaki lo rebasó.

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