제 1 화

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Otra vez lo veía, otra foto a mi galería.

Una vez que conectamos miradas, jamás pude olvidar el brillo de sus perfectos ojos. Tan marrones, tan brillantes como diamantes. Tan hermosos.

Él es perfecto, él es lo único que le pido a Santa Claus en navidad.

Es tan alto, es tan delgado, tan casual, tan fresco... él se ve como si ningún problema rondara en su cabeza.

Jamás he oído su voz, jamás he visto una sonrisa de parte suya y jamás toqué algún rincón de su piel ni siquiera accidentalmente, y eso me duele cada día.

A veces me pregunto ¿qué tan difícil es establecer una pequeña conversación con él? La cosa da un girote cuando estás perdidamente enamorada de él.

—Usted tiene un caso de obsesión. —Me dijo el psicólogo.

A la mierda. Amor, obsesión, no importa qué sea. Lo que siento con aquel chico es más que obsesión. Es necesidad.

Aunque... admito que estoy algo obsesionada.

—Por el amor de Dios, Juna, deja de pensar estupideces con ese tipo. —Me dijo Jimin, mi mejor amigo.

Fantasías y estupideces es lo que pienso antes de dormir.

Bueno, fantasías y estupideces sobre él.

—Tranquila, yo te averiguo cómo se llama. —Me dijo Hayeong, mi mejor amiga.

Gracias, amiga. Eres la única que me sirve.

A demás de él, obvio.

[...]

Pasando al día de hoy, justo ahora estoy esperando el tren en el que abarco junto a mi futuro esposo.

Mi futuro esposo quien ni me conoce.

No puedo parar de mirarlo de reojo.

Está a como diez metros de mí, con las manos en los bolsillos, y por la forma de sus labios, al parecer estaba silbando una canción.

Dicen que la gente al silbar de perfil se ve mal, pero joder, este chico es bello silbando de frente, de perfil, desde arriba... y agh, ojalá algún día lo viera desde abajo.

Trae puesto un pantalón marrón, una camisa blanca y encima de ella un suéter de lana color beige sin mangas. El toque lo da la camisa, que sobresale aun por debajo del suéter.

Qué bello se ve.

Ojalá algún día seas mío, joder.

Cada día me arreglo aún más para verme bien ante él. Trato de vestirme lo más parecido a él, pero nunca me sale, pues tres cuartos de mi ropero es de color negro, y el resto es blanco. Llámenme aburrida, porque eso es lo que soy.

Tengo poco maquillaje, pero lo suficiente como para rebocar estos horrendos y rojos granos.

Aparté mi mirada y me sonrojé al instante al ver que me miraba con ojos llenos de preguntas como "¿por qué me mira esta loca? Y bueno, con tremendo bombonazo que soy, está difícil que me pase de largo".

Joder, joder, joder.

Por fin llegó el tren en el que viajaré junto a él, y siempre me gusta subir última de todo, tal como lo hace él. "Pero Juna, ¿por qué te subes a lo último como él?" Simple, porque mientras más atrás, más lleno el tren y más cerca suyo.

Joder, joder, joder.

Acabamos de rozar nuestros brazos, y como la muy estúpida que soy, alejé mi brazo como si su bendito tacto me quemara.

Para tratar de enmendar la situación, hablé para quedar aún más estúpida.

—A-ah, lo siento, no es que me quemes, es que... es que... me pica el brazo, o eso creo. No, no, lo que pasa es que... no estoy acostumbrada a-

Fui interrumpida por él, quien bufó y subió al tren. Quedé dura en la puerta por un momento, hasta que mis pocas neuronas me dijeron que tenía que subirme, entonces lo hice.

Él estaba agarrado de una de las barandas sostenidas en el techo, y para no quedar más estúpida aún, me puse lo más lejos posible.

Era mi oportunidad para entablar una bella conversación, pero por mi idiotez no se pudo.

"Para la próxima" pensaba tratando de calmarme.

Al parecer, ambos vamos a la misma universidad, porque pues tomamos el mismo tren, bajamos en el mismo lugar y entra a mi universidad. Bueno, eso no es un "al parecer", más bien es una respuesta positiva.

Conecté mis audífonos bluetooth a mi celular, y puse música. Música clásica, la que más amo.


Todos en el vagón me miraban como si fuera una celebridad o algo así, por lo que me sentí empoderada.

Hasta que un niño me jaló la blusa.

—Señorita, le robaron el celular.

qué-

Miré mi bolsillo donde lo había guardado, y efectivamente no estaba.

Los audífonos bluetooth tienen un rango de conexión de hasta diez metros. Ahí recién se desconectan, por eso no sentí cuando me lo robaron.

Maldita sea.

Me retuve las ganas de gritar porque mi futuro esposo me estaba viendo tal como lo hacían todos.

No me quedó de otra que aceptar.

Sin duda, hoy me levanté con el pie izquierdo.

~My train love~

Tae se vería algo así

Portada hecha por: NochuJK9

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Portada hecha por: NochuJK9

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