Día Lunar (Larry Stylinson) [Omegaverse]

c a p í t u l o 18

[...]

Eran las 11 y los chicos seguían acostados.

Louis se removía inquieto, sentía como el "click" de una cámara sonaba entre las paredes de la habitación.

 Fue afinando su oído para detectarlo mejor.

Y en efecto, cuando pudo abrir sus ojos confirmo su teoría. Karen sonriente tenía un móvil en sus manos, estaba tomando fotografías.

Louis la miró confundido y somnoliento, pronto cayó en cuenta.

Ya no estaba de espaldas abrazando la almohada ni tapado hasta el cuello y menos Shawn que ahora estaba sin camisa y en bóxer. Louis lo abrazaba a él, por eso sintió como el frío se esfumó, en medio de la madrugada el omega estaba temblando en sueños, la noche estaba muy fría, así que dedujo que mientras dormía buscó calor y dio con el cuerpo de Shawn.

Su larga camisa ahora estaba arremangada hasta su cintura dejando ver así sus braguitas y su pomposo trasero.

Automáticamente Louis se tapó, bajó su remera en tiempo récord y le entregó una sonrisa nerviosa a la madre del Alfa.

—Tranquilo hijo, les daré privacidad—Se fue danzarina hacia la salida—Dios mío estos chicos de hoy en día—Susurró divertida, Karen creía que los chicos había tenido sexo después de negar su relación.

Sin embargo Louis estaba intranquilo, si ayer la mamá de su amigo pensó que tenían algo, ¿Qué pensaría ahora?

El pequeño se levantó cuidadoso del pecho del Alfa y movió su hombro despacio.

Soltaba gruñidos de protesta.

—Mmmm...—Intentó recostarse en otro lado.

—Despierta Shawn no seas gruñón...

El alfa con otro quejido abrió sus ojos.

—Tu madre nos acaba de ver abrazados, tú casi desnudo y yo con las nalgas al aire—Habló apenas vio que sus ojos se acomodaron a la luz—Tienes que decirle que no hay nada entre nosotros.

Shawn posó la mirada en su cuerpo y luego en el de Lou.

Y recordó que por la noche había quitado sus prendas por el calor, estaba hasta sudando, fue la única solución.

—¿Sabes cuantas veces se lo he dicho?—Su voz era ronca—Más de las que te puedes imaginar.

Estiró su cuerpo mientras el castaño lo veía.

—¿Qué hora es?—Preguntó sentándose en la cama.

El ojiazul levantó sus hombros.

—Mejor sigamos durmiendo...—Propuso.