Narra Simon

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-¿No importa nada lo que ocurra no? ¿Siempre estaremos juntos?

-Siempre. El uno para el otro.

Lourdes estaba sonriendo sentada junto a Lio con las piernas sobre el regazo de él, mientras Lio sostenía las manos de ella entre las suyas. Juan Cruz se encontraba a mi lado sonriéndome plácidamente, como si hubiera recordado algo divertido. Ramiro se encontraba junto a Fran. Estábamos en la casa de la mama de Lio charlando acerca del futuro y perdernos era lo más temible de lo que podía venir en ese entonces.  

El verano fue genial. Nos íbamos a la pileta todos juntos y a la playa en cuanto Lourdes lograba escaparse de su casa todo el día. Hacíamos fogatas,  salíamos de fiesta, escalamos un par de veces la sierra, visitamos ciudades vecinas y conocimos mucha gente.

Note que Lourdes tenía una tendencia poco sana a hacer cosas peligrosas. Una tarde se arrojo del techo de la casa a una pileta común y por poco y no cae afuera. También era de escalar arboles altos, subir a paredones con patines puestos e incluso encontramos una serpiente un día y en vez de alejarse la intento tocar. Lio la agarro entre sus brazos y la corrió. Ella no le tenía miedo a nada.

No sé si es malo no tener miedo,  pero en la forma extrema a la que ella lo llevaba era preocupante. Parecía algo desinteresada de la vida y un día se lo comente con Juan Cruz, Pablo y Ramiro presentes un día en que nos visitaron los hermanos del pirata.

-¿Qué piensas de tu futuro? Haces cosas muy peligrosas

-Simplemente no puedo imaginármelo. No puedo ver un futuro.

-A este paso no vivirás mas allá de los veinte años –dijo Pablo.

-habré vivido cinco más que ahora, es bastante bueno para mí.

Juan Cruz negó con la cabeza –No, no es bueno. Si yo pudiera haría que fueras eterna.

-La vida eterna es aburrida –dijo ella sonriéndole- Agradezco reverentemente, a cualesquiera sean los dioses que son que la vida nunca sea eterna, que los muertos jamás resuciten, y que aun el mas perezoso de los ríos vierta sus aguas finalmente en el Mar.

-¿Lio ya te está enseñando a rezar? Dios. Dos fanáticos religiosos no- dijo Ramiro y todos reímos, pero aun así no me quedaba en claro que ocurría. Su valentía era muy fuerte.

Cuando los chicos se fueron, por un rato quede a solas con ella y volví a preguntarle del asunto. Ella sonrió algo agotada.

-Cuando pierdes a mucha gente querida ante la muerte, la posibilidad de verlas se hace tentadora. Sin embargo, no creo en que pueda volver a verlas jamás. Es más, no veré pronto a mucha gente y lo sé. No sé cómo lo sé, pero se irán. No me permito ponerme triste ante la muerte porque es algo inminente que va a ocurrirme, y si viene pronto tal vez eso dé menos tiempo a la gente de encariñarse de mí.

Sus palabras, entre frías y valientes me helaron. Ella ocultaba algo -¿Qué sabes que yo ignoro Lou?

-Sé que sé cosas que no debería saber, y gran parte de ellas son por mis sueños. Deberías de prepararte.

-¿Para qué?

-Para que la promesa que hemos hecho se rompa en muchos pedazos. 


La Historia que nunca ocurrióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora