Un Gusto Culposo 2

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Emily no lo logro. La razón por la que estaba con Brandon era por su dinero, se acostaria con el y fingiria un embarazo, pero no había funcionado. Maite se había adelantado.

Sabía como era ella, fingir ser una niña buena ayudaba a que la gente pensara que era estúpida y sabía que Maite lo pensaba. Que estúpidas podían ser las personas.

Eran las 4 de la mañana, su novio había tenido un trío con su amiga. Era muy obvio cuando trató de ponerle las pastillas, fingió tomarlas y luego las escupió. Aunque debía admitir que el trago la mandó a dormir, pero no lo suficiente, a la hora ya había despertado.

Tocaron a la puerta, la abrió sin preguntar quien era, vio a Erick parado en el pasillo. La camisa descubierta y la pantaloneta a medio cerrar. Estaba hecho un lío, del sexo que acababa de tener.

— ¿Noche divertida?

— La mejor que he tenido. Tu novio es un excelente mamador.

Ni siquiera le molestaba escucharlo. Sabía que su novio se interesa por los varones, es bisexual aunque no lo acepta.

— Bueno, el da excelentes orales, no puedo quejarme.

—¿No te molesta?

— Me da igual.

Ella se sirvicio un poco del vino que daba el hotel, también sirvió para Erick, el olía a sexo lo cual despertó su excitación. Quería coger con alguien. Ya lo había hecho Erick antes y aunque hubiera preferido con Brandon no tenía muchas opciones.

— Sabes, creo que aún tienes algo de energía, porque no terminas de acabarla.

Le dijo coqueta, acercándose.

— Eres una pequeña zorra, ojalá Brandon te viera.

— Pero el no está aquí, ¿o si?

Cogio su mano y la llevó hasta su sexo para que sintiera lo húmeda que estaba, sus dedos resbalaron por lo mojada que estaba, tocó sus clitoris y empezó a moverlo en círculos haciendo que Emily gimiera. Tuvo que agarrarse de los hombros de Erick cuando este empezó a masturbarla más rápido. Metía un dedo y lo movía hacia adelante dentro de ella. Luego lo sacaba y volvía al clitoris.

Emily mordió el hombros de Erick cuando el pequeño orgasmo se apoderaba de su cuerpo. Haciendo que temblara, casi se cae al suelo, pero el brazo de Erick la sostuvo. Se vieron cara a cara con la respiración entre cortada para besarse apasionadamente.

— Llévame a esa cama y follame, Erick.

— Te follare, pero no en la cama.

Erick agarro a Emily del brazo y la sacó hasta el balcón de cuarto. Estaban en el décimo u onceavo piso, y cada cuarto era enorme, estaba lo suficientemente alto para que solo unos pocos curiosos los vean.

Erick la puso frente a él, pego el abdomen de Emily al filo del balcón, magreo sus senos sobre la ropa, apretandolas con fuerza. Luego le sacó la camiseta y dejó sus pechos al aire. El viento los golpeó haciendo que se endurecieran.

— Disfrutarás esto, como la zorrita que eres. Te encantarán que te vean.

— Si, hazme gritar Erick, que todos nos vean y nos oigan.

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