Capítulo 24: Motivaciones

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¿Qué motiva a las personas a mejorar?

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¿Qué motiva a las personas a mejorar?

¿Será su familia? ¿Amigos? ¿El amor?

En mi caso no fue ninguna de esas, sino algo más espiritual. Algo intangible que no puedo ni explicar, pero lo resumiría en una frase: el deseo de vivir.

Suena irónico dada mi situación, más ese es el motivo de mi cambio de perspectiva. Llámenlo epifanía, renovación o milagro; este es mi momento. Es hora de ser yo, no esa chica triste que lucha contra demonios de muerte, sino la chica entusiasta, que ama a su familia y a la vida.

Es hora de ser Grace.

¿Qué será difícil? Sin duda, los cambios no se dan de la noche a la mañana, es por eso que estas dos semanas en el hospital me han servido para canalizar mis emociones y redescubrirme. Buscar un nuevo enfoque y darle la vuelta a la historia. Sé que no puedo predecir el futuro, pero sí cambiarlo. Tengo el poder de decidir, de cambiar mi negatividad por felicidad y disfrutar de la vida. Aunque no sea la que esperaba, tengo la dicha que algunos no tienen de seguir aquí.

No más sueños rotos.

No más alas cortadas.

Viviré por mamá, porque ella desearía que luchara hasta el cansancio. Le prometí ser valiente y eso es lo que haré.

Espero estés orgullosa de mí.

Asomo la cabeza a la sala de quimioterapia en busca de mi amigo. Sonrío al verlo discutir con una enfermera.

—¡Dean! —Agito una mano.

Me responde con una sonrisa.

—Allí estabas, pequeña.

Ingreso a la sala a paso lento, ignorando el ligero dolor en mis articulaciones. Esta vez es soportable.

—¿Ya terminaste? —pregunto tomando asiento a su lado.

Asiente con la cabeza para después mira a la enfermera.

—Linda, ¿podrías quitarme esta cosa?

Ella rueda los ojos, más le hace caso. Retira los implementos utilizados y después lo mira seria.

—Necesitas reposo, así que no hagas ninguna locura.

—Como ordene, capitana —Hace un saludo militar.

Se pone en pie, extendiéndome una mano.

—¿Lista para la aventura?

Sujeto su mano.

—Nací lista.

Soltamos una risa y él me guía donde están las sillas de ruedas, para colocarme en una y salir juntos de sala. Él la empuja mientras yo les pido a las personas que se aparten del camino. Es divertido ver las expresiones de las enfermeras y su vano intento de detenernos.

Mi último deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora