Capítulo 10 |Editado|

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- En cualquier momento mi mamá se va a dar cuenta de que no estoy -dije mientras me miraba al espejo-. Quizás debería irme...

- Tenemos que hablar -me cortó Caden que ya había conseguido incorporarse del sillón y ahora se encontraba a nuestro lado apoyado en el umbral de la puerta que daba a la pieza-. Es sobre Amy.

En resumen, los Mayores retenía a Amy para usarla como carnada y así conseguir que yo me entregara. Y en cierto sentido tenían razón, no dudaba en que Caden me entregaría a penas tuviera la posibilidad a los Mayores, pero según él eso nunca se le pasaría por la cabeza. Nos explicó por qué los Mayores nos necesitaban. Sabía él todo esto por que había ido en busca de Amy, pero resultó ser herido por una de sus criaturas.

-¿Para que los traigamos de vuelta? Pero eso nos...

- Mataría -me interrumpió Caden.

- ¿Con qué motivo? -me apresuré a decir para que me dejara terminar esta vez.

A lo mejor podría traer a Caden de vuelta a la vida, aunque tenía mis preguntas, pero dudaba poder traer a más de cien deshabitados. No tenía que tener muchos conocimientos sobre este tema, pero lo más probable era que hubiera grandes consecuencias como dolores o pérdidas.

- El Mondo Morto se está derrumbando, debido a algún desequilibrio en nuestro mundo, pero aún no se sabe que lo causa, se cree que es alguna persona que está provocando esto, practicando algún tipo de magia o algo por el estilo.

- Aún no entiendo en donde encajan los Mayores -dije algo preocupada por la gravedad del tema.

Zoella se había alejado de mi lado cansada y agobiada y se sentó en la cama. Las frazadas eran de tono blanco y beige con algunas flores de encaje al igual que los cojines. Al lado de la cama había un pequeño velador con una lampara sobre este, que hacía iluminar esta pieza. Aún estaba impresionada de que todo fuera de tonos claros u oscuros, no había nada de color, nada que pudiera alegra este Limbo, excepto los Scrot que resultaban ser las únicas cosas que tuvieran color, pero no era lo que esperaba.

- Buscan una segunda oportunidad, no quieren volver a morir, nadie lo quiere -me volteé al darme cuenta de que la que hablaba era Zoella-. Quieren rebelarse contra los vivientes.

- ¿Porqué? -pregunte posando mi mirada en Zoella y luego Caden.

- ¿No te aburres de preguntar? -contestó molesto este.

Abrí los ojos al igual que lo hice con mi boca. No conocía este lugar y tenía derecho a tener alguna cuantas dudas.

- Déjala, ella no conoce sobre esto -respondió Zoella en mi defensa-. Es una vieja teoría -retomó el tema-. Según los deshabitados, por eso es todo blanco y negro, por el daño que los vivientes han causado en el mundo y que los muertos tienen que pagar, se cree que no merecemos el color, que es sinónimo de vida. Gracias a ustedes no podemos acceder a un lugar mejor después de la vida, claro que solo es una teoría -agachó la cabeza, se veía cansada como si el peso de su vida le hubiera caído encima-. En fin, busca un ataque o algo así -dijo quitándole el peso a sus palabras.

- Pero no pueden tocar a las personas si están muertos... -paré al darme cuenta de mis palabras y de como cobraban sentido-. Por eso necesitan que los traigamos a la vida, para poder atacar.

- O solo necesitan que los conectemos con sus cuerpos, para poder sentir...

Caden me miró .Rápidamente dirigió su vista a Zoella quien no se movía, se acercó a paso lento a su lado y le susurró algo a su oído. Ella asintió lentamente y con esto, Caden se acercó a mi y tomó mi mano.

Me sacó de la habitación sin hacer ruido y salimos de la casa. Aún era de noche en este lugar, las luces estaban apagadas, haciendo ver a las casas deshabitadas, las calles solo se iluminaban por los escasos rayos de luna, a pesar de que esta solo la reflejara y no la produjera. Caminamos tomados de la mano por la estrecha vereda y contemplamos el escenario que se alzaba frente nosotros. Las casa estaban a ambos lados de la calles, todas de la misma forma, pero diferente tono. Al final del camino se encontraba una plaza sin gente que pasara el tiempo en ella, solo había una pileta sin uso en el centro rodeada de bancos de madera blanca. Rosas blancas y negras decoraban el pasto, el cual estaba cruzado por senderos de piedras. En el fondo se podía apreciar como nacía un gigantesco bosque de robles y pinos, entre otros árboles. Todo era realmente hermoso.

- Caden -él se volteó y me miró sin soltar mi mano-. No quiero esto.

- Se que piensas que te entregaré a ellos, pero no soy así -dijo cansado-. Es hora de volver.

- Espera -dije agarrando su brazo-. ¿Que tenemos que hacer ahora?

- Solo sabes preguntar -sonrió, pero esta vez no lo dijo de mala gana-. Hay que ir a buscar a Amy.

- No es que me oponga en revivirla e ir en su busca, pero ¿Porqué?

- Por que nos necesitan a los tres para poder hacer la transición -dijo, pero vio mi cara de confusión, ya que no sabía que intentaba decir-. Ella ya fue portadora, así que aún posee un poco del poder. Yo lo tengo y tú, bueno el tuyo rebosa. Hay un antiguo ritual al cual nos someterán y los poderes quedarán equilibrados, así podremos traerlos a la vida, dejando la nuestra por la suya.

~•~

Miles ya no estaba en mi habitación, pero en su lugar había dejado una nota sobre mi cama.

"Existe una pequeña posibilidad de que estés leyendo esto, si no es que tu mamá no la tomo antes. Por miedo a no saber quien es el que lee, te digo que me voy, ya es tarde mañana hablaremos de lo que pasó." Miles.-22:53.

Agarré mi celular y eran las once, solo había pasado una hora desde que me había ido, además Miles había escrito esto solo hace unos minutos. Salí de mi pieza y me asomé a la de mi mamá, pero ella ya estaba dormida.

De vuelta a mi pieza me puse mi pijamas y me acosté. Era imposible dormise, no con todo por lo que pasaba por mi cabeza. Había algo que no podía alejar de mis pensamientos. ¿Que había hecho Caden? ¿Por qué le pesaba su vida?

DeshabitadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora