Capitulo Dos

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D Y L A N

— Una vez más cariño — digo y ella gruñe. Esto sera más difícil de lo que pensaba ya que de verdad Nath no nació para cantante pero claro cuando necesitas dinero todo parece fácil.

— Es inútil Dyl, no funciona... Canto peor que el perro —

— Solo necesitas más práctica, quince minutos y te llevo a comer.—

—¿A dónde? —

— Yo que se, a los tacos, solo date prisa y canta bien por que tu vida depende de ello —

Rueda los ojos y empieza de nuevo la canción. Mierda. Mis tímpanos no sobrevivirán ni otros cinco segundos.

Después de los quince peores minutos de mi vida salimos de casa en busca de COMIDA.

— Sabes, envidio a John —

— ¿Por qué? — pregunto

— Pues por que la comida mexicana es deliciosa —

Sonrió y doy un leve apretón a su mano.

Terminamos en un restaurante de pizza, ordenamos una grande de peperoni y la mayor parte fue consumida por Nath. No sé como lo hace ya que come exageradamente mucho y esta exageradamente delgada.

— ¿Volveremos a ensayar? — pregunta después de que pague la cuenta al mesero y nos ponemos de pie dispuestos a marcharnos.

— Nop — la abrazo por la cintura y chocamos con un sujeto. Nath se disculpa con una sonrisa. Salimos del restaurant aún abrazados. — El resto del día es solo para nosotros dos. — la beso en los labios y ella ríe dulcemente.

J O H N

“No puedo creer que lo hicieras, no lo creo... me dejas en uno de los momentos más difíciles de mi vida, es muy egoista de tu parte”

Envió el mensaje, creo que con este ya son veintitrés los que envió, al principio pidiéndole perdón y luego reclamándole por no comprenderme y simplemente abandonarme.

Soy un egoísta egocéntrico de primera ¿y? No me importa, la que debe sentirse mal es ella por que acaba de perder lo mejor que tuvo y podrá tener. (O tal vez solo desecho la basura)

El vuelo ha sido bastante agotador y estresante no dormí ni un poco tampoco pobre bocado alguno y estoy algo mareado, sin mencionar el dolorcito de cabeza que me cargo desde hace un rato. Una azafata se acerca ofreciendo refrigerios que solo me provocan náuseas, como odio volar; cinco minutos de sufrimiento después la voz del piloto resuena en el avión anunciando que hemos llegado y estamos apunto de aterrizar. Abrocho mi cinturón y aprieto los ojos no por miedo si no más bien por que deseo con lo mas profundo de mi ser que la señora de a lado deje de gritar como loca. Y no sé, tal vez con los ojos cerrados la concentración sea mayor y el deseo se cumpla. Pero no. La señora histérica no deja de gritar hasta que ponemos un pie en tierra.

Cuando recojo mi equipaje voy directo a la salida me siento algo claustrofóbico aquí. Tomo un taxi y le doy la dirección de Lydia. Espero que no sea muy lejos.

E D W A R D

Estoy disfrutando del hermoso día en la playa, recostado en una toalla sobre la arena, tomando el sol hasta que alguien se para enfrente mío bloqueándolo por completo. Frunso el ceño me quito las gafas de sol mientras me siento, alzo la vista y creo que alucino ¿en verdad es ella? Si, lo es.

Fallen Angels: The band (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora