Tengo que decirte, que no te he olvidado. Que ahora mas que nunca me invaden tus recuerdos. Que no puedo sacarte ni de mis sueños. Ni de mis pensamientos.
Pero es solo un por un tiempo, en el que sé, que solo estoy amontonando todo lo que tengo de ti en mi mente. Lo estoy reuniendo todo.....para guardarlo. Y no revivirte más de lo que hago. Porque ya es hora. Porque ya es momento.
De que te deje ir.
Recuerdo ese día.
Ese momento.
Ese instante en el que podía hasta sentir mis ojos brillar y mi corazón saltar por lo que extrañamente sentía en mi interior.
Y me preguntaba "¿Por qué?" Ahora se la respuesta.
Éramos buenos amigos.
Y yo lo arruine como siempre.
Pero tú contribuiste sin saberlo, o quien sabe, tal vez lo supieras antes que yo y decidiste continuar por algún pensamiento estúpido que rondo por tu cabeza llena de gel en las puntas. He instintivamente pienso "idiota" cada vez que te recuerdo. Por cada cosa que hacías que mi corazón siempre diera un pequeño latido fuerte imposible de ignorar.
Fue esa vez en la que me di cuenta de que algo pasaba conmigo y contigo. Cuando te veía, cuando sonreías, cuando me abrazabas, cuando me hablabas. Siempre era el mismo latido.
Pero esa vez en especial fue más que eso.
Fue como si mi corazón hubiera decidido hacer lentamente notorio cada movimiento que hacía, antes era, pausado y controlado. Pero después, volviéndose malditamente fuerte y lento.
Solo un simple latido de corazón.
Así fue ese medio día, al salir de clases.
Bajamos mis compañeras y yo al nuestro lugar usual. Pero cuando vimos el lugar donde estaba el poste de la señal de autobús vacio, lo aprovechamos y fuimos ahí, al lugar más cercano de las tiendas y de un apoyo en las barras, para una buena charla al fin de una mañana agotadora en clases.
Entonces llegaste. Tú también tenías clases y habías salido rápido.
Comenzaste a hablar y a hacernos reír. Siempre eras alegre y divertido.
Tuve que fijar la vista en mis zapatos para evitar esa extraña punzada en mi pecho al siempre observar como te desenvolvías ahora mejor con ellas pero ya no tanto conmigo.
Es extraño como comenzaste a actuar distante y yo te seguí el juego. Tan solo recordando como antes yo extendía los brazos cuando te veía y estabas cerca de mí y venias a abrazarme, como antes me jalabas con tus manos para tenerme más cerca y yo te sonreía, como atrapabas mi mano y entrelazabas nuestros dedos, cuando me molestabas haciéndome cosquillas y yo quería impedir que lo hagas sin muchas ganas.
Fruncí el ceño y apreté mis manos alrededor de la barra fría de la señal en la que me había sujetado y apoyado, recordando que eso ya era pasado y que ahora no importaba, y me convencí a mi misma que ni siquiera lo extrañaba. ¿Qué iba a extrañar? Solo jugábamos y nada mas, solo jugábamos y....
Antes de darme cuenta de haber visto como una mano entraba en mi campo de visión, unos dedos agarraron mi barbilla y me hicieron alzar la vista hacia ti, y tú me mirabas.
Mantuviste tus dedos unos interminables segundos mas ahí mientras yo veía alternativamente tus ojos, casi sin respirar. Me acariciabas con la mirada, o eso me imaginaba, y solo me quede quieta, sin reacción alguna mas que entre abrir mi boca un poco.
Todo fue como en cámara lenta para mí.
Sentía como se me salía un suspiro suave y ligero; sentía entrar aire que se había escapado de la misma manera; sentía mi cara calentarse desde los pómulos de mis mejillas lenta y constantemente extendiendo el rubor por mi rostro; sentía el roce discreto y amable de tus dedos en mi mentón y la intensidad de tus ojos color chocolate al chocar con los míos y no apartarse.
Sentía más que nunca mi corazón latir lentamente, como si le costara hacer algún movimiento ese momento.
Un latido es cuanto duró todo.
Un mísero y lamentable latido.
Volví al presente pestañeando unas cuantas veces y riendo nerviosamente mientras alzaba mi mano para quitar la tuya de mi mentón, preguntándote que es lo que hacías. Me dijiste nada durante unos muy largos segundos y luego mencionaste que querías que te explicara matemáticas por que no entendías. Dijiste que si podía ser tu tutora para vernos en tu casa. Para practicar, para estudiar.
Me negué y te sugerí una mejor ayuda que yo. Después de todo, sabias perfectamente que era mala en matemáticas.
Tú sonreíste nada mas.
Podía ver ese brillo divertido y coqueto en tus ojos.
Solo bromeabas.
Mi corazón latía normalmente otra vez, pero aun seguían siendo fuertes e insistentes las pulsaciones en mi pecho.
¿Qué acababa de ocurrir?
Ahora lo sé.
Y solo voy a decirte que eso no se hace.
No puedes hacer eso con una chica enamorada cuando ni siquiera sabe que esta enamorada.
No puedes hacer ese tipo de cosas si tu corazón no late mas que por otra.
No puedes.
Simplemente no puedes hacerlo esperando a que sienta simplemente amistad.
Y creo que lo sabias desde hace mucho.
Pero solo lo creo.
Ahora que sé lo que me había pasado.
Ahora que comprendo lo que sentía en mi interior.
Ahora que tengo guardado este ultimo momento...
Es momento de despedirme.
Y recordarte cada vez menos...
Hasta el olvido.....
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Tengo que decirte...
RomancePor ese ultimo recuerdo que nos guardamos en el interior. Por esa única vez, en que nos damos cuenta, que ya estamos perdidos. Por lo que nos hace dar cuenta del latir de nuestro corazón...