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De todas las estupideces que he hecho en mi vida, decirle a Sunghoon que seamos amigos, ha sido una de las peores.

Nunca aprenderé. Si ya antes me molestaba que estuviera siempre a mi lado entre clase y clase e incluso en ellas, ahora que siempre estuviera abrazado a mi era mucho peor. Y para rematarlo, nos miraban ya hasta los profesores.

Esto no sería tan malo o al menos mas soportable si no fuese que escuché sin querer la conversación de un grupo de compañeros cuestionar nuestra relación. Y como a una pequeña parte femenina se habían hecho una película en donde Sunghoon y yo teníamos una especie de amor prohibido y oculto. ¿Qué demonios?

Lo único que quería era llegar a mi casa y olvidarme de todo por un rato solamente, pero eso era demasiado pedir al parecer. Algo que jamás hicieron, hoy era el día de hacerlo y unas cuantas chicas nos seguían a pocos pasos de nosotros. Sobra decir que Sunghoon y yo ahora nos íbamos juntos a casa y no es para menos, éramos "amigos" y vivíamos en el mismo edificio por lo que ir separados era una tontería.

Solo me preguntaba cuanto tiempo iba a durar todo esto de la extraña fantasía que se han creado sobre mí y la Garrapata como una pareja homosexual. Creo que se me está subiendo la tensión de solo pensarlo. ¿Al menos podrían disimularlo un poco? No me gustaba la sensación de que había varios pares de ojos hostigándome de camino a casa, sobre todo porque ya había visto que usaban sus cámaras.

 —¿Crees que nos seguirán por mucho tiempo? —Me preguntó Sunghoon una vez estábamos cerca de llegar a nuestro hogar.

—Sinceramente, no lo sé. ¿Crees que serán capaces de entrar en nuestras casas?

—Entrarán en mitad de la noche mientras duermes.

Mi cara de horror mientras decía aquello debió de causarle risa ya que enseguida me miró con esa expresión burlona, tan característica de él.

Sunghoon tomó mi mano y echó a correr hacia la dirección contraría a donde vivíamos. No sé a qué venía todo esto pero habíamos conseguido que el pequeño grupo nos perdieran la pista durante unos segundos. Si mi vida corriese riesgos, ahí sí, me faltarían pies para correr, pero era tan ridículo pensar que ahora lo estaba haciendo por esto.

No pude evitar reírme cuando la risa de Sunghoon llegó a mis oídos mientras recorríamos entre las pequeñas calles del barrio, intentando esquivar a los niños y ancianos que se cruzaban con nosotros. Sin darme cuenta habíamos entrelazado nuestros dedos, pero no me molestó, es más, puse mas fuerza en nuestro agarre para que nuestras manos no se soltaran.

¿Quién iba a pensar que las chicas nos seguirían? Ni en mis mejores sueños las mujeres más hermosas corrían tras de mi. Llegó un momento en el que ya mi capacidad pulmonar no daba para más y debía detenerme o me moriría ahogado.

Empujé a Sunghoon contra un pequeño callejón entre las casas de estilo antiguo y me escondí lo que mas pude entre las sombras, juntando mi cuerpo con el del incordio, que contuvo el aliento como si fueran capaces de escucharla, pero hasta estas alturas ya no sé qué pensar. Me dan miedo.

—¿Se han ido? —Me susurró intentando controlar su respiración, que por la carrera se oía agitada.

—Creo que sí... han pasado de largo.

Nos quedamos un rato en silencio, mirándonos fijamente con una expresión divertida en el rostro, aguantándonos las risa hasta que no pudimos más. Ni siquiera sabía de que me reía, a lo mejor de lo absurda de la situación o de lo poco verosímil que resultaba todo pero al fin y al cabo era gracioso. En un momento ya ni siquiera me importó que estuviéramos en un recóndito lugar a saber cuantas calles de distancia de mi adorada casa a la cual quería llegar pronto para quitarme el sudor del cuerpo. Tenía muy poca capacidad física.

Orgullo vs Orgullo  [Sungsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora