Capitulo 22

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Me quitó el pantalón de mezclilla, la blusa beige y las sandalias.

Me quedó con la ropa interior y busco en mi armario lo que me pondré, pero alguien entra.

No volteo, me quedo de espaldas esperando a que hablen.

—Ya se que quiero de comer —sus pasos fueron tan silenciosos que no escuché el momento en el que avanzó hacía mí.

Solo siento su aliento cálido cuando me da besos suaves en el cuello y el calor que desprenden sus manos mientras me toma de la cintura.

—¿Ah si? —le pregunto en un susurro.

Es sorprendente la manera en el que su contacto y las palabras puedan hacerme perder la razón en segundos.

Perdí la virginidad a los pocos días de cumplir 19, fue con un chico de la universidad, teníamos buena relación de amigos y había atracción sexual, nunca hubo una relación amorosa, estuvimos practicando sexo unas cuantas veces hasta que se fue del Estado, en ocasiones hablamos pero por las tareas, actividades y vida social que ahora tenemos no podemos platicar como antes solíamos hacerlo, lo conocí en la preparatoria pero nunca hablamos hasta que nos dimos cuenta que ambos íbamos a la misma universidad. Pasaron algunos días hasta que nos vimos en la cafetería, así comenzamos nuestra amistad que con el tiempo se convirtió en un lazo fuerte, después perdí mi virginidad con el. Me felicitó porque mi primera vez haya sido con un chico como el. Era agradable compartir algo así con el porque no teníamos reclamos ni chantajes tóxicos, los dos teníamos lo que queríamos; distracción, acción y pasión, sin olvidarnos de la amistad sana y del cuidado que siempre tuvo conmigo.

Las ocasiones que estuvimos juntos aprendí muchas cosas, no solo sexuales también conocimientos que con el tiempo me ayudaron, soy una persona sapiosexual y siempre tomo en cuenta estar rodeada de personas que tengan un amplio conocimiento condescendiente siempre y cuando no humillen a los demás para enseñar.

Azael Zavala era ese chico, inteligente dispuesto a resolver tus dudas, estudia ingeniería industrial y buscando mejores condiciones se mudó. El era mi único amigo hombre en la escuela, alto de aproximadamente 1.80, delgado, hombros anchos, castaño, ojos oscuros, sonrisa hermosa, como amiga amo a ese chico, sin embargo, la distancia separa amistades, no porque así se deseé sino por la vida social que se tiene fuera de una pantalla de teléfono.

Ambos nos prometimos que en un futuro no muy lejano ambos habremos recorrido montones de cosas, pero nunca nos quedaremos con la intención de ser buenos amigos como lo fuimos hace un tiempo.

—¿En qué piensas? —cuando unas manos rodean mi cuello vuelvo a la normalidad— Parece que te has puesto triste.

Me voltea para quedar frente a el.

—No es nada, solo recordé unas cosas —le sonrío.

Alza mi barbilla con su mano y me besa la frente.

—Ponte la ropa que buscabas —me sonrojo al darle cuenta que me había olvidado de que estaba en ropa interior— no te molestes en cocinar que pediré comida.

Se da la vuelta para irse.

—¿Para dónde vas?

—Te voy a dejar sola para que te vistas.

—Quiero que te quedes —le digo coqueta.

Asiente sonriendo mientras se sienta en una esquina de mi cama.

Me doy la vuelta para buscar un short y una blusa de tirantes.

Tomo las prendas y me acerco un poco hacia el de modo que quedamos a unos pasos.

Destino o CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora