III. Tripleta lunar

594 54 37
                                    

Así como la primavera da paso al verano en un pestañeo, el tiempo pasa a una velocidad sorprendente, los días parecen segundos y los años parecen horas. Apreciar el tiempo es lo más preciado que nos queda, junto a los recuerdos con nuestros seres queridos, los logros que alcanzamos no son más que la prueba de esos momentos de felicidad que han quedado en nuestra mente, y también en nuestro corazón.

Los años habían pasado sobre Christopher, había crecido mucho gracias al riguroso entrenamiento junto a Erik, siendo de los más altos en la manada, había adquirido músculos, tomando en cuenta que se había unido al grupo de caza a servicios del Alfa Jonathan, quienes ayudaban a la cacería y distribución de carne de los padres de Sara, sus ojos negros eran mucho más brillosos que de niño, y su negro cabello estaba sólo un poco corto. Ahora con veinticinco años, Chris podría decir que es mucho más feliz que de niño, tenían comida fresca siempre él y su abuelo, tenía un trabajo y un amigo, aparte de eso, el momento que tanto había esperado al fin había llegado. 

Ese día había llegado, al fin pasaría, el evento de la tripleta lunar se realizará oficialmente, los lobos y lobas que se sientan capacitados para aspirar al puesto deberán presentarse ante el alfa, y Christopher estaba emocionado de ayudar a su mejor amigo a lograr su meta. Aun cuando en un inicio, Erik no deseaba participar o convertirse en alfa por méritos propios sino por darle gusto a su papá, con el pasar de los años, una llama de emoción cubrió al rubio con fiereza, impulsándolo a querer ganar el lugar como alfa. Chris no sabía el qué era lo que motivaba al rubio a conseguir ese puesto en la aldea, pero en definitiva lo apoyaría.

Se levantó del sofá, con unos pantalones que le permitieran moverse con libertad y una camisa holgada, peinó sus cabellos hacia atrás y sonrió, estaba listo para la presentación de su alfa. A esta hora debería comenzar a dirigirse rumbo a la Luna principal, que era el lugar donde el Alfa les daría las instrucciones de las tres pruebas que definirán al nuevo alfa. 

—Christopher —habló el señor Jason, sonriendo con orgullo hacia su preciado nieto. El abuelo del chico era consciente de que su nieto estuvo luchando todos esos años por tener un lugar en la manada, debido a toda la discriminación que sufrió por parte de ésta, Chris había desarrollado un sueño de esperanza, en donde se ganaría un lugar digno y nadie más lo humillaría, aunque él no era consciente de la verdad. Del motivo por el cual era tan discriminado por todos—. Quiero hablar contigo antes de participar en la tripleta lunar. 

El pelinegro miró a su abuelo extrañado. Era raro que el hombre quisiera hablar con él justo en ese momento, pero no dijo nada, al final era su abuelo. El hombre quien lo crio cuando sus padres murieron. 

—¿Sobre qué quieres hablar, abuelo? —Preguntó tomando asiento nuevamente, mirando la cara de su familiar, notó que el hombre estaba algo triste, como si lo que fuese a decir le doliera en el pecho. 

—Mi niño, debo contarte la verdad sobre lo que ocurrió con tus padres, si vas a participar en ese torneo, necesito que sepas todo —Las manos de Chris se apretaron, pocas veces hablaba sobre sus padres con su abuelo. Él le había dicho hasta el cansancio que sus padres lo amaron mucho, pero que murieron cuando él era muy joven en una misión. Nunca se le habló de algo más. 

—¿No habías dicho que murieron en una misión dada por el anterior alfa cuando yo tenía tres años? —Un flujo de pensamientos se creó en la cabeza de Chris, no sabía que esperar de lo que su abuelo tenía que decir, pero necesitaba escuchar algo sobre sus padres, y más si era sobre su muerte. 

Porque sus pensamientos al respecto eran comparables a una luz proveniente del cableado de luz en un pueblo abandonado, esperando perder todo rastro de electricidad para apagarse por completo.

August: Heredero © |Libro 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora