CAPITULO 7

104 7 3
                                    

     –¡Pero por el amor de Dios Liliana! ¿Acaso no te das cuenta que eres una niña apenas?
     Miro la cara de mi tía Margareth que está tan roja como si fuera un tomate. Una vena en su frente parece querer explotar, cosa que jamás había visto en mi vida. Ella nunca, pero nunca se ha enfadado tanto como hoy y mucho menos conmigo. Tomando una bocanada de aire y suspirando, vuelve a la carga.
     –No tienes respeto alguno por esta casa, no me puedo creer lo que estabas haciendo –sisea dolida.
     Mi corazón se contrae rápidamente al ver su expresión, intento hablar pero ella alza su mano y me pide silencio. Su vista se gira al ser que está sentado a mi lado de brazos cruzados, sin camiseta y aún más enojado que el de mi tía.
     –¡¿Y usted quien demonios es de todos modos?! –gruñe mi tía –¿Porqué sigue desnudo? ¡Vistase por el amor de Dios animal!
     Belial murmura alguna blasfemia por lo bajo y de mala gana se coloca su camiseta.
     –¿Porqué traes a personas desconocidas a la casa Liliana? ¡¿Porqué no me habías comentado si quiera que tenías un novio?! –jadea histerica.
     Belial arruga si frente y cuando va a hablar, mi tía gruñe:
     –¡No estoy hablando contigo! Responde Liliana.
     Volteo a ver a Belial y este bufa exasperado sin saber bien que hacer, pero oye... Tampoco se que decir ni mucho menos como actuar ante mi tía que si bien siempre le he considerado una mujer dulce y tranquila, hoy parece un león enojado.
     –Tía –murmuro por lo bajo – no estábamos haciendo nada.
     Belial suspira frustrado y se frota su entrepierna, en dónde sin querer lo golpee justo en el momento en que mi tía entró a mi cuarto... Fue todo tan rápido que ni siquiera escuchamos sus pasos aproximarse. Belial y yo estábamos en mi cama, yo totalmente desnuda abierta de piernas, él con su pantalón abierto a punto de hacerme totalmente suya, restregando su... Su... Su cosa en mi humedad, mientras con una mano apretaba mi cuello y sus labios saqueaban los míos que justo en el momento que probablemente iba a ser abusada con mi consentimiento, mi tía entró al escuchar unos "ruidos extraños" salir de mi habitación. Al escuchar su desgarrador grito, Belial se estremeció y yo le di un rodillazo a su... Su... Su cosa.
     –¿Pero tú crees que yo soy tonta Liliana? –jadea mi tía.
     –No tía Maggi –murmuro apenada –pero te prometo de verdad que no hicimos nada.
     –todo por su culpa... – sisea Belial lo suficientemente bajo como para solo escucharlo yo.
     Mi tía Margareth se cruza de brazos y camina hacia mí. Su gesto endurecido cambia por completo y me ve angustiada.
     –¡¿Pero que te ha pasado en la cara nena?! ¡¿Acaso este mal hombre se atrevió a golpearte?! –pregunta horrorizada. Niego de inmediato.
     –¡No tía! No es así, unos tipos me asaltaron hace unas horas y Belial me ha defendido de ellos.
     Mi tía suspira y con cuidado, frota mi pobre nariz dolorida.
     –oh pobrecita de mi Lily –murmura –te traeré alguna pastilla para el dolor y un desinflamante para ese tomate morado que llevas encima.
     Belial se ríe por lo bajo y yo lo fulmino con la mirada. Mi tía sale corriendo a su cuarto en busca del botiquín, entonces Belial voltea a verme enojado.
     –Ni creas que vas a salvarte de mi, tarde o temprano serás mía.
     Me atragantado con mi propia saliva y cuando voy a decir algo, mi tía entra con agua y unas pastillas en la mano. Me las tomo de inmediato. Cuando mi tía Margareth empieza a untar una especie de pomada en mi nariz, suavizando su tono y su gesto, murmura:
     –No tengo problema alguno y en que tengas novio Lily, pero al menos deberías platicarmelo primero.
     –Es que tía, Belial no...
     –Lily, por el amor de Dios – me interrumpe– no quieras evadir las cosas y usted –voltea a ver a Belial –aunque tenga ese nombre tan feo, no significa que no tenga que pedir mi permiso para estar con mi sobrina. El hecho de que yo no sea su madre no quiere decir que pasarán por alto lo que yo diga. Si quiere seguir visitando a la niña y que yo le permita que se quede acá, tiene que pedir su mano formalmente.
     –¡¿Como dice?! –jadea Belial.
     –lo que escuchó. De otro modo, le pediré que se retire de mi casa ahora mismo.
     Belial voltea a verme alucinado y yo intento contener una carcajada. Para empezar, Belial jamás se atrevería a "pedir mi mano" porque no somos novios, ni vamos a casarnos ni mucho menos tendremos hijos o esas bobadas. Él simplemente desea robar mi virginidad y matarme.
     Mi tía se cruza de brazos impaciente y Belial suspira. Su pecho se infla como el de una paloma.
     –Yo... Maggi... Margareth... Tía suegra, yo...
     Mi tía y yo alzamos las cejas al mismo tiempo, pero Belial se ve interrumpido por el celular de mi tía. Su gesto de arruga y dice apuntandonos con el dedo:
     –Mañana hablaremos, por hoy se han salvado. Me tengo que ir volando al hospital.
     Mi tía se da la vuelta y antes de salir por la puerta, grita:
     –Puedes quedarte esta noche con mi sobrina y pobre de ti si le pones un dedo encima. Cuidala que no hay nadie en casa.
     La puerta se cierra y todo se queda en silencio hasta que empiezo a reír como una verdadera loca a carcajadas. Belial me ve enfurecido.
     –No le veo la gracia a nada –gruñe.
     –¡Relajate hombre! –canturreo limpiando una lágrima de mi ojo.
     Belial me fulmina con la mirada, pero pronto su gesto pícaro y coqueto vuelve a aparecer. Me acorrala contra la cama y sujetando mi cintura, murmura:
     –Bueno, ya que estamos solos en casa y que tú graciosa tía me ha dado el título de tu novio, tú y yo haremos lo que dejamos pendiente hace un momento.
     –¡Belial no!– grito asustada, pero él comienza a besarme tan intensamente que mi cuerpo se vuelve mantequilla. Con sus manos vuelve a desnudarme una vez más y cuando estoy a punto de escapar, mete su cara en medio de mis piernas y sus labios dejan un pequeño beso en mi humedad que me hace temblar como gelatina y gemir gustosamente. Belial sonríe con maldad sabiendo que esta vez no habrá poder humano que lo detenga para lograr su cometido porque... Yo lo estoy deseando más que él mismo ahora.

Belial (Angel Caído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora