Como bien dice el dicho; el que no arriesga, no gana. Pues me lancé de cabeza y sin pensarlo tanto a los brazos de mi doctorcito favorito. Veremos que sucede, iremos con calma. No quiero cometer algún error o que él sea quien lo cometa. Hemos decido iniciar a un ritmo lento, si soy para él y él es para mí; todo fluirá a su propio ritmo. Aunque no puedo negar que todo esto que es tan nuevo para mí, me agrada y a la vez me pone muy nerviosa. Nunca he tenido un novio, no sé que hacer y en muchas ocasiones me falta el aire con sus besos tan largos y pausados. Soy un total desastre; ni viendo vídeos de como besar me han ayudado para quedar a su altura.
Los días se pasan rápidamente, y aún me parece estar cometiendo una falla con mi hermana. Dos semanas han pasado desde que mi madurito me propuso ser su novia, y vivir bajo el mismo techo no nos sirve de a mucho. Cada que nos despedimos para ir a dormir nuestros besos se alargan, por varios minutos donde un cosquilleo crece dentro de mí; sus labios son suaves y se mueven de manera experta, que junto con su lengua me llevan a ese paraíso desconocido de nunca acabar. He presentido que se contiene lo suficiente para no sobrepasar esa linea que ha trazado en su imaginación, supongo yo. Sus manos acarician mi espalda con ternura, y esa chispa se ha encendido en mí. No obstante, me esta dando mi espacio, y aunque no me diga nada, se le nota cuanto desea estar en medio de mis piernas.
Lo que me mataría de un infarto, porque soy virgen. Y si no sé besar, mucho menos sé hacer el delicioso bien sabroso. ¿Cómo sé lo digo sin que la vergüenza se adueñe de mi ser? Esto de tener pareja, es más complicado de lo que creí.
— Te ayudo con el cierre del vestido, solecito — grito, Darren ríe a mis espaldas —. Llevas varios minutos tratando de cerrarlo y no has podido.
Mi cara y mi cuerpo arden de vergüenza. Aranza me regaló un vestido demasiado ajustado y revelador para mi gusto, según para la cena de esta noche; donde tendré el gusto de conocer a la famosa Sammy. Mi espalda se encuentra totalmente expuesta, y no sé que decir ante la mirada que esta quemándome la piel. Enderezo mi espalda y giro; esta guapísimo, con un pantalón azul oscuro y una camisa de vestir blanca. Luciendo formal e informal a la vez, su cabello esta peinado perfectamente hacia atrás. Al igual que la loción varonil que usa, le da un toque sensual.
Sacudo mi cabeza, mis pensamientos están yéndose por otro lado. Sonríe ladeado y más vergüenza me da, al ver como pasea sus ojos por todo mi cuerpo.
— Sí. Podrías ayudarme — mi voz salió como la de una niña asustada y acorralada —, por favor.
— Luces preciosa, Nicol — su intensa mirada no esta ayudándome para disminuir los nervios —. Date vuelta y te ayudo, princesa.
— Gracias — es lo único que logro decir.
Giro con temblores en mi cuerpo, hasta creo que me voy a reventar por dentro de tanto contraer con fuerza el vientre. Sus dedos rozan mis hombros desnudos y una corriente queda en esa parte donde ha sido tocada, desliza la yema de sus dedos por toda mi espina dorsal, haciéndome tragar saliva repetidas veces. Suavemente suelto un quejido y siento como sus dedos presionan en la parte baja. Mi corazón quiere salirse de mi pecho, hasta creo que se va a detener por tal velocidad que late en este momento.
— Si sigues respirando de esa manera, no creo seguir con esto — confiesa, y frunzo el ceño. No sé a que se refiere.
— ¿Ya no puedo respirar? — murmuro. Suelta una ligera risa y más me sacudo por dentro.
— Por supuesto — siento su aliento muy cerca a mi oído. Dejo de respirar, cuando sus labios rozan el lóbulo de mi oreja —. Me refiero, que ver tu piel y además, escuchar tu reparación agitada; me esta causando un gran problema que no estarías dispuesta a solucionar ¿O sí?.
Bien, eso lo he comprendido muy bien. No había necesidad de ser tan directo. Pudo haber dicho: la abeja quiere picar la flor o la vara desea ser medida. O algún dicho que no me hiciera lucir más tonta de lo que estoy siendo en este momento. Sus dedos se pierden por el interior de mi vestido, y con cada toque casi violento no deja que pueda pensar con claridad. El vestido se abre por fin, y mi única reacción es tapar mis senos con ambas manos. Deja caer el vestido a mis pies y como quisiera que un hueco me comiera en este preciso instante.
— ¿Qué has hecho, Darren? — estoy semi desnuda ante él. Mi espalda siente el frío de la chapa de su correa, y un poco más abajo su miembro esta muy duro casi rozando mi piel —. Estos juegos no me gustan, además que debemos irnos.
— Tu boca es tan mentirosa — susurra, dejando una mordida en mi hombro. Voy a morir, de eso no hay duda —. tu piel se eriza con solo un roce ¿Segura que no planeas hacerte cargo del problema que tú misma has causado, solecito?.
Me toma de la cadera y me pega contra su endurecido miembro. Me estoy quemando y lo peor de todo, es que la manguera no puede apagar el incendio; porque debemos salir a la cita que tenemos con mi hermana y mi cuñada. Sus labios hacen un recorrido por mi espalda, alternando mis hombros entre besos y mordidas. Sus manos acarician mi cintura y planta una mano sobre mi vientre; aprieto las piernas con fuerza y mis manos aprisionan mis pechos con fuerza. Necesito ayuda para quitarme este ardor lastimero y placentero que siento en mi monte de venus.
— Darren, espera — gimo, su mano sube por mi vientre y al llegar a mis manos las aparta con sutileza; no tengo braiser, puesto que el vestido es strapless. Trago saliva y suelto un gemido cuando su mano atrapa una de mis gemelas. Con la otra mano, echa mi cabeza hacia un lado y su rostro queda a centímetros del mío.
— Son tan grandes, que mi mano no alcanza a agarrarla toda ¿ves? — la estruja suavemente y hago puños las manos. Esto se siente tan bien —. Eres más que perfecta. Todo de ti me esta matando, y solo Dios sabe cuán grande es el deseo que siento por ti.
Besa mi cuello y aprieta mi pecho. Lleva la otra mano a mi pecho libre, como si le hubiera gritado que también quiere de su atención y de la calidez de sus palmas.
— Yo también lo deseo — confieso. Frota su miembro en mi trasero, el cuál esta cubierto con unos pantys de encaje negro. Coloco mis manos en sus muslos y me refriego contra él —. Y mucho, Darren ¿Qué hacemos?.
Sueno excitada y desesperada. No responde nada, al contrario me gira y tiende mi cuerpo sobre la cama. La expresión que tiene en su rostro es tan tierna y perversa, que me queda clarísimo lo que va a suceder entre nosotros.
— Llamaré a Aranza — asiento mordiendo mis labios, soy incapaz de hablar —. Dame unos momentos, ya vuelvo.
Mi cabeza trabaja a mil por segundo. Después de tanto tiempo, por fin voy a sentir. Su mirada me dio esa seguridad de mí misma. Sus palabras llenaron mi corazón, y estoy segura que él lo va a disfrutar mucho más que yo. En sus ojos se ve el deseo.
Me acomodo mejor en la cama y a los pocos minutos, Aranza hace eco en mi cabeza bajando todo mi deseo a los pies.
— ¿Bolita, que haces ahí? ¿Por qué no estas arreglada? — me incorporo con mi rostro rojo de vergüenza —. Pero mira nada más donde dejaste el vestido. Levántate, te ayudaré a ponerlo.
Desvío la mirada y hago lo que dice, bajo sus regaños por no estar arreglada a tiempo. Una vez me deja como si nada hubiera pasado minutos antes, salimos hacia la sala; donde Darren habla con una mujer delgada y de cabello largo, supongo que es Sammy. Con la mirada me da a entender que tampoco las esperaba en casa, pues habíamos quedado en ir a su casa.
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Quiero Amarte[En Físico]
RomanceNicol no cree que el amor esté hecho para ella, pero en un cambio radical de vida, encuentra todo lo que tanto ha soñado en un hombre que pensó que era prohibido para sí. No obstante, Darren ha estado enamorado de ella desde hace muchos años atrás...