Capitulo XXVII

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-¡¿Qué?!- exclamé y pregunté a la vez sin poder creerlo.

-Así como lo escuchas...-

-¿Cuánto es lo que te falta?.-

-$3000, yo llevaba ahorrado.-

-Nicholas, como lo siento.-

-Yo quiero saber quien o quiénes han sido.-

-Y lo averigüaremos, te lo aseguro.-

-¿A que hora notaste que ya no tenías el dinero?.- pregunté

-Pues, hoy antes de las 14:00 estaba. Luego no me fijé. Hace quince minutos acabo de notarlo.-

-Bueno. Entonces fué entre las 14:00 y las 19:15 aproximadamente...-

-¡Eso ya lo había pensado yo Miranda!.- gritó de una manera desagradable.

-Solo estaba calculándolo yo Nicholas. Puedes calmarte...-

-No, no puedo.-

-Hasta que descubramos quien ha sido, no hace falta que me des tu pago del alquiler de este mes.-

-¿Y cómo averigüaremos quien ha sido?.- preguntó Cassidy?

-Haremos interrogatorios...-

* * * * *

Luego de la cena, en la cual solo cenamos Cassidy, Drake y yo, María retiró los platos y cada uno se fue a su habitación.
Entré a mi cuarto y me tumbeé en la cama. Hoy había sido un día largo. Cada día algo nuevo y extraño sucedía. El robo de Nicholas había sido muy raro. ¿Quién habría sido capaz de hurtar su dinero? Además, la/s personas que lo hayan hecho deberían saber donde se encontraba el dinero. Me pregunto como se habrá sentido Nicholas al descubrir que no estaban sus ahorros... Cuando contempló el cofre vacío. El cofre... El cofre... ¡Mi pintura!
Corrí a la planta alta, y revisé mis cuadros. Ahí estaba, perfectamente retratado, el cofre que ahora sabía que era de Nicholas, y que se encontraba vacío.
Si hubiese pasado más tiempo pensando de que trataba este cuadro, tal vez hubiese impedido ese robo. 
Alguien estaba necesitando dinero, y ese alguien estaba entre nosotros. Podía ser Félix... ya que debía dinero a los hombres del luego de póquer. O podía ser Cassidy. Ella me había pagado el alquiler del mes con mucho apuro. O tal vez Drake. Sí, cualquiera podía ser. Incluso Nicholas. Un autorobo sonaba algo loco, pero podía ser verídico.

Mañana luego de regresar del trabajo, interrogaría a todos. Solo sabía una cosa: yo no había sido. Asi que solo contaban cuatro sospechosos. En cuanto a eso había terminado de malas mi día. 
Pero, no podía decir lo mismo del rato que había pasado junto a Chace. Él parecía un buen muchacho. De ojos color avellana, con una tess tan blanquecina como la nieve. Si no tuveira los dientes tan perfectos, juraría que podría ser vampiro. El cabello lo llevaba algo alborotado, y vestía tan simple como yo. Remera, jean y zapatillas negras. Su perro Will también era un encanto. Digo también porque Chace me parecía encantador.
Con un poco más de tiempo, él tal vez lograra hacer que quitara a Félix de mi corazón...

Apagué el velador de la mesita de noche y ajusté la alarma a la hora de siempre. Luego de unos minutos, me quedé dormida...

* * * * *

Sonó el despertador que automáticamente apagué con un golpe. Remoloneé un rato en la cama y finalmente fuí a ducharme. A la hora del desayuno, me encontré con Félix en la cocina. 

-Hola.- dije esperando una respuesta agradable de su parte. Hacía unos días que no conversábamos y la ausencia de sus palabras y su perfume ya las estaba notando.

-Hola.- se limitó a decir.

-¿Como estás?.-

-Bien, gracias.- dijo sin mirarme.

Obra del destino (Completa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora