En cuanto te vi con esa perra, volví a casa.
Tomé las llaves de repuesto de tu costoso carro y tome el autobús hacía tu trabajo.
Cuando llegué, mire por la ventana una vez más y negué con la cabeza. Seguías pegado a esa plástica rubia. No solo era una perra porque me estabas engañando con ella, sino que yo la conocía desde antes. Yo sabía que eras un capullo, ¿Por qué pensé que, al menos, me engañarías con algo mejor que esa prostituta barata?
Bufé y me subí a tú auto, que estaba estacionado afuera, lo prendí con las llaves que te había robado, toque la bocina y aceleré a lo máximo.
Baje en casa por última vez, tome todo el efectivo y las tarjetas de crédito que encontré, tomé mis cosas favoritas, como las fotos de mi familia, mis sweaters favoritos, mi laptop, entre otras tonterías. Por ultimo subí al asiento de atrás mi vasta colección de CD y mi aún más grande colección de libros.
Cuando estaba por subir al auto lo recordé: Cricket.
Tome a mi gordo gato negro por la cintura y lo subí a el asiento del acompañante.
Puse la música más ruidosa que encontré en mi repertorio y subí el volumen al máximo
Mientras cantaba a grito pelado, le dije a Cricket que era el amor de mi vida. El solo me miro y se puso a lamerse las patas.
Salí de la ciudad en poco tiempo, hay que admitir que no estaba acostumbrada a la velocidad de tu auto, ahora mío, debería decir, pero cuando llegué a la carretera vacía me empecé a divertir en serio.
Pare en el primer banco que encontré en la ciudad vecina, y vacié absolutamente todas tus cuentas, la mujer me miro raro, de seguro pensó que las había robado, procedí a explicarle que eran tuyas, de mi “Prometido”, Ex prometido, quise agregar, además de obviamente Maldito Bastardo Hijo de Puta, también lamento que, por mi expediente policial, me abstuve de comunicar que te cortaría las bolas en cuanto te viera.
Ya, pronto como me aburrí un poco en la carretera, descubrí el botón para subir la capota, paré el coche cubrí mis pertenencias, me puse mis lentes verde fluorescente y me solté el cabello, si, solté mi hermosa melena, mi mayor orgullo, que tenía atada porque tu insistías en que me veía desprolija y desordenada cuando la llevaba a mi modo.
Pinte mis labios de rojo y subí la capota.
En cuanto estuve lista le abroche el cinturón a Cricket y aceleré. Dios, jamás me había sentido tan libre, repasé mi vida:
Niñez: En una burbuja de Soy-una-niña-feliz-que-no-sabe-una-mierda-del-mundo-real
Adolescencia: Obesidad, granos, Bullying, me expulsaron de varios institutos por noquear a mis agresores.
Universidad: Libertad, cambio de imagen, notas sobresalientes, Vida con “V” mayúscula.
Y luego: Tú, tú, tú y más tú, me reprimiste, me cambiaste, jugaste conmigo, y yo como tonta me lo creí.
Y ahora: Yo, yo, y más yo
Me alegra comunicarte que ahora soy feliz, sola, con mi gato, un trabajo fantástico y mi propia ciudad, te lo advierto, no te vuelvas a cruzar conmigo, porque me estoy comiendo en mundo, y tu tortura será mi próximo entretenimiento.
Con amor:
Yo