Capítulo 05.

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El extraño hombre de la máscara.


En ese tiempo el país en donde vivían las jóvenes se encontraba colapsado por la carencia de combustible automotriz, una crisis que afectaba a todos, sin distinguir clases sociales, provocando así que muchos estudiantes se dirigieran a pie hasta sus casas, como era el caso de Tory, Lilly y Alice, quienes a diario eran buscadas en autos de mediano lujo, pero que en esta ocasión debían trasladarse hasta sus casas como cualquier peatón junto al resto de sus amigas.

El grupo de jóvenes fue el último en irse. Solo quedaba uno que otro directivo y el vigilante de turno.

Lydia durante todo el camino no paró de contarle a Alice acerca de un libro que estaba leyendo, mientras Alice la escuchaba con honesto interés, y Cassie sin tapujos le pedía a Lydia que se callará. Kalany iba adornando sus dorados cabellos con cada flor que lograba escapar por las rejas de las moradas ajenas que abundaban por el sendero. Lilly y Tory se preguntaban elementos de la tabla periódica mientras caminaban y Sophie flotaba sobre una nube, llenando de caricias a sus sueños como quien alimenta y nutre a sus propias ilusiones, volando en sus pensamientos sin ningún destino.

Todas tan diferentes entre sí, pero encajando de forma perfecta.

Después de caminar una cuadra y media, observaron a lo lejos como se acercaba una figura oscura. Al divisarla bien se dieron cuenta de que era un hombre alto y encapuchado.

El hombre vestía también un traje negro que le llegaba a los talones, y una máscara gris que cubría su rostro. Estaba vestido de una forma muy ostentosa para ser un ladrón callejero. El grupo al darse cuenta quiso correr o esconderse. No era un secreto que la inseguridad y los robos eran el pan de cada día en la pequeña ciudad y por desgracia todas cargaban sus teléfonos celulares en sus mochilas.

Sophie llegó a pensar que era buena idea cruzar a la otra cera, pero a esa hora por la calle lo único que deambulaba era la inminente soledad. Nadie iba a ayudarles, sería la misma historia de Romeo y Julieta con el mismo trágico final, además ya era tarde, el desconocido hombre de alta estatura ya estaba delante de ellas, observándolas y emitiendo con mucha calma:
-Por favor, no griten, ni se asusten, no vengo a hacerles daño.

-¿Qué es lo que quieres entonces? -contestó Alice de forma automática.

-¿Les han estado pasando cosas extrañas no es cierto? Yo vengo a explicarles el porqué.

-Mira, yo no se quien seas tu, ¡pero si no piensas robarnos, al menos déjanos pasar! -respondió Tory algo malhumorada.

-Puedo acompañarlas hasta la parada de bus, así les explicó -insistió el hombre.


Quedaba camino por recorrer, ya que la institución quedaba un poco alejada de la ciudad y debían pasar una cuadra para llegar a la parada. Por eso a el grupo de chicas no les quedó más de otra que guardar silencio y escuchar lo que aquel hombre extraño tenía para decir.

The Lie of the Moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora