Capítulo XIX: Pruebas

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Desperté y estaba en un cuarto con dos sujetos con bata blanca y un tipo con un brazo de metal que tenía el rostro cubierto hasta la mitad, solo podía ver sus ojos azules, aquel sujeto no dejaba de verme fríamente. Estaba en una camilla atada de manos y pies, seguía amordazada.

- Esto será divertido – dijo uno de los sujetos de bata – solo sentirás un piquete al principio – dijo acercando una jeringa a mi brazo, trataba de zafarme como sea, pero era inútil, inyecto un líquido en mi brazo, instantáneamente sentí como aquel líquido recorría mis venas, todo mi cuerpo ardía, gritaba de dolor, ellos parecían disfrutar de mi sufrimiento por lo que intentaba ahogar mis gritos, solo dejaba caer lágrimas – mírala, es valiente, sabemos que te duele, Stark – intenté dejar de retorcerme por el dolor pero aquel era más fuerte, ambos sujetos reían – sigue aguantando todo lo quieras, pero estas atrapada, vigílala soldado – le ordenó al sujeto, cuando los sujetos se fueron, el tipo se acercó un poco, me observó detenidamente y su mirada ahora reflejaba compasión.

Estuve dos días sintiendo mi cuerpo arder, evitaba gritar, solo lloraba en silencio, el soldado seguía vigilándome, aún no mencionaba ninguna palabra, a veces salía para algunas tareas y comer, después estaba pendiente de mi.

- ____ Stark – dijo entrando el mismo sujeto de la última vez – sabíamos que no nos equivocaríamos contigo, sigues viva y estable – en ese momento entró el soldado – soldado, ya está aquí – sonrió – ya sabes vigílala, parece débil, pero es más que una simple humana ahora.

- Aquí traigo la otra dosis – dijo entrando el segundo sujeto de ayer con una jeringa llena de al parecer sangre, me moví desesperadamente, pero solo provocaba sus risas – es inútil, niña, estás sola aquí – aplicaron directamente a mi vena la jeringa – ahora solo toca esperar, soldado, quédese.

En esta ocasión al principio sentí como si algo se desplazara dentro de mi sistema circulatorio, generaba un pequeño dolor soportable, el soldado volvió acercarse a mí, quiso tocarme pero me moví, él retrocedió, pasaron los minutos y empecé a sentir como mi cuerpo se estuviera quemando, soltaba quejidos de dolor, me retorcía, el soldado se volvió a acercar a mí y acaricio mi rostro, su mirada reflejaba tanta compasión como si entendiese lo que me estaba pasando, tomo mi mano con su brazo de metal, con mis dedos acaricié levemente su mano, decidí apoyarme en él ya que era lo único bueno en este momento de terror, su compasión hacia que dejara de pensar en el dolor que sentía, pero no podía dejar de pensar en Steve, en mi papá y en mis amigos, tenía que salir de aquí como sea, solo debo esperar el momento indicado, todo el día me la pasé de la misma forma.

Al día siguiente, dijeron que habiendo sobrevivido a las dos pruebas y que empezarían a practicar electrochoques en mí, que querían despertar algo en mí, eso decían, solo sabía que por cada hora que pasaba sentía más desesperanza, me sacaron la mordaza, aquella había estado muy ajustada por lo que no podía hacer un movimiento o decir algo, colocaron un objeto en mi boca como para proteger que me lastimara y ajustaron más las correas de mis manos y pies, el sujeto colocó unas varas de metal en mi cabeza, sentí la electricidad recorrer mi cuerpo, gritaba de dolor como podía, el soldado solo me observaba con compasión ya no de forma fría, como solía hacerlo cuando había gente.

- No presenta ninguna reacción – dijo una mujer.

- Sube el voltaje – dijo uno de los sujetos de bata blanca, la mujer hizo caso, otra vez hicieron lo mismo pero el dolor era más intenso al igual que mis gritos, el soldado se acercó un poco.

- Aun nada – dijo la mujer.

- Súbelo – gritó el doctor, el soldado se acercó más y empujo a la mujer – soldado, retírese – él no se movió, el doctor empezó a decir unas palabras en alemán, antes de que terminará de hablar, el soldado salió del lugar – bien creo que él no debe estar aquí, subamos más el voltaje – dijo para volver al procedimiento, grité, pero sentí algo en mi cuerpo, una energía diferente a la eléctrica, grité más fuerte y vi como las cosas y personas se caían – lo conseguimos – dijo parándose del suelo.

- Se presentó una gran variación en las ondas alrededor de su órbita – dijo la mujer.

- Así que ese es tu poder, mutante, telequinesis – lo miré confundida – así es, eres una mutante, tienes el gen X, ya que nunca saldrás de aquí, te contaré un poco de lo que hicimos contigo, lo primero que hicimos fue poner una cosita para revelar hasta incrementar tu gen X, la segunda cosa que te aplicamos fue el ADN de un mutante difunto con otras cosas, queremos fusionar sus habilidades, así que, sube el voltaje – esta vez se resguardaron, con cautela volvieron a colocar las varas de metal en mi cabeza, otra vez mi cuerpo se retorcía de dolor y gritaba, no volvió a salir esa energía – sube más el voltaje.

- Podría morir – dijo la mujer.

- Si muere, significa que no era la indicada como los demás, simplemente súbelo - respondió, sentí la descarga como si quemara mis huesos; sin embargo sentí más mis manos arder, no podía verlas, solo veía los rostros fascinados de todos – ___ Stark eres un milagro para la ciencia.

Me dejaron en una habitación, pero me aplicaron algo que impedía moverme, pero podía observar todo así como oír, no veía al soldado a pesar de que ya era otro día y estaba en el laboratorio, un día sonaron las alarmas, intentaba moverme, pero debido a lo que me inyectaron no podía, era una sensación horrible, solo podía compararla con una parálisis del sueño, solo que sabía que esto era real, abrieron la puerta de mi celda, por un momento mi corazón se llenó de esperanza, creyendo que era Steve que había venido por mí, no fue así, era un soldado que me saco de ahí para meterme a una especie de caja oscura, sentí que estábamos en automóvil, volví a intentar a moverme, era frustrante no poder hacerlo, después de ello sentí que estábamos en un avión, luego en otro camión, me trasladaron a otra instalación, ya no volví a ver los doctores ni al soldado, había pasado a manos de un tal Strucker, dijo que muy pronto sería hora de la prueba final, que él mejoraría todo en mi ser. Lo más frustrante era que no sabía dónde estaba, por lo menos antes sabía que estaba en algún lugar de Estados Unidos por lo que oía hablar.

Había perdido las esperanzas, lo único que me mantenía viva era el recuerdo de Steve, han pasado tantos días, no sé nada de él, de cómo estará, nada de mi padre, de Nat, del tío Nick, de la tía Mariah, no podía moverme, paraba sedada, había puntos en los que estuve a punto de ahogarme con mi propia saliva, ya me había cansado de pasar mis días así, llegué a pensar que era hasta mejor estar muerta.

Pude ver que no era la única persona con la que hacían pruebas, había dos personas, sus nombres eran Wanda y Pietro, los gemelos Maximoff, por lo que oí. Un día no me aplicaron el sedante y me llevaron a un cuarto, dijeron que era la prueba final, pude reconocer el cetro de Loki al final de la habitación, solo sabía que nada bueno puede salir de ese cetro por lo que hizo con Clint y todo el caos en New York.

- Toca el cetro – me ordenó Strocker, negué – te estoy diciendo que lo toques – volví a negar, me toco con una vara eléctrica, caí al piso – acércate – negué nuevamente – volvió a tocarme con aquella vara, grité – bueno, usaremos otro método – me lanzó unas fotos de Steve y papá, observé las fechas, eran recientes, o eso creía, ya que había perdido la noción del tiempo – ¿Quieres que tu papito y tu noviecito mueran? – negué con lágrimas en los ojos – entonces muévete – empecé a caminar hacia el objeto.

Al estar tan cerca del cetro de Loki, tuve una visión de una criatura de fuego, que extendía sus alas, al extenderlas me veía en ella, sentí como si su fuerza me llamará, me sentí llena de poder, era abrumador pero gratificante, me sentí poderosa e indestructible, de un momento a otro vi todo del color del fuego y me desmayé.

ME HACES SENTIR VIVO (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tu) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora