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— P-Pero ___ no debemos de estar ahí, es un lugar que no podemos entrar

El pequeño príncipe SeongHwa de ocho años se encontraba muy nervioso, esta era la primera vez que desobedecería una de las miles de reglas que sus padres le indicaron que no hiciera. Pero ahí se encontraba el pequeño príncipe siendo llevado hacia una zona del castillo que es prohibida para los niños, todo gracias a ___, una pequeña aventurera, llena de energía y entusiasmo, hija de una de las sirvientas del rey y la reina, es muy querida por ellos pero más por el príncipe SeongHwa ya que ha convivido con ella casi desde que nació.

— Nadie nos vió, no se preocupe mi príncipe SeongHwa, yo lo protegeré si pasa algo — contesta la pequeña

Al ver que estaba tan preocupado, ___ le tomó la mano, entrelazando sus dedos.

— ___...

— Estando así no le pasará nada, confíe en mi

El pequeño la mira sonrojado mientras lo guía por el pasillo.

En el momento que por fin llegan al lugar SeongHwa queda totalmente fascinado por lo que está en frente de él, un hermoso y enorme patio, lleno de flores, un columpio y una cascada en la cual se podía divisar un bonito arcoíris. Es un lugar perfecto para relajarse.

Ambos se sientan en el pasto, en frente de la cascada mientras escuchan el canto de los pájaros y la cascada cayendo.

— Es muy bonito — comenta él emocionado

Al no escuchar alguna respuesta, voltea a mirarla pero al hacerlo, se da cuenta de que ella ya lo veía desde hace rato, con una linda sonrisa.

— Mi príncipe SeongHwa es más bonito — ríe, dejando al pequeño avergonzado — puede venir aquí cuando quiera, yo lo cubriré. Haré lo que sea por ver a mi príncipe feliz

— Gracias, ___

Cada vez que lo ve contento ella también lo está, no hay nada mejor para ___ que ver a SeongHwa así.

— Unos minutos más y después nos vamos para que no sospechen — dice en medio de un largo bostezo mientras estira sus brazos

— ¿Tienes sueño? — pregunta mirándola

Ella niega, bostezando otra vez.

Lentamente SeongHwa pasa su mano hasta llegar al hombro derecho de ___, para así atraerla a él y que pueda descansar la cabeza en su hombro.

— Yo nunca tengo sueño — dice segura de sus palabras lo cual hace reír al pequeño

— Mentirosa, todos en algún momento tenemos sueño

— Bueno, tal vez si — murmura la pequeña, dejándose llevar por las suaves caricias que el príncipe le daba en su cabello — me gusta, mi príncipe...

— ¿Eh? — exclama sorprendido

Cuando volteó sonrojado a ver a la pequeña, ésta ya estaba completamente dormida.

Mi Príncipe SeongHwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora