Capítulo 47| Adiós.

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Dulce

Mire a Samuel molesta y a la vez confundida.

- ¿De qué hablas?

Sam me miró enojado como si me quisiera desaparecer de la Fas de la tierra. Su expresión cambio rápidamente a una más frustrada.

-Mierda.

Maldijo para luego arrastrarme del brazo, me jaló sin decir nada, pasábamos lapida por lapida y él no deja de maldecir y sujetarme con fuerza.

-Me lastimas -me queje pero él se hizo el sordo. -Maldito.

Juro que pude escuchar una risa y no, no era una risa de gracia se escuchaba más una risa de esas cuando te estas por volver loco.

-Te odio -volvió a repetir - Y quisiera matarte -sus palabras congelaron todo mi cuerpo -Pero no puedo, porque eres tan culpable como yo y si tu mueres yo también tendría que morir pero no puedo, joder, no puedo, ahora la tengo a ella, la amo tanto y es por eso que no pienso morir a menos que no sea por dar la vida por ella, porque después de él, ella es la única persona más importante en toda mi miserable vida.

No dije nada, no sabía de qué hablaba pero pude identificar por ella a Brooklyn pero con él no sabía a quién diablos se refería.

- Todo fue por mi culpa después de todo pero mierda ¿Por qué mierda apareciste en mi vida? ¿Acaso buscas que de verdad te mate? -Volvió a reír de forma maniaca - ¿Es eso? ¿Quieres que te mate y desaparezca tu cuerpo?

Trague saliva, Sam me estaba empezando a asustar.

-No sé de qué hablas -volví a forcejear -No sé porque me odias, no sé ni una mierda.

De repente él se detuvo de forma tan abrupta provocando que nuestros cuerpos se choquen pero no por mucho, él se detuvo solo para sostenerme por los hombros y apegar su rostro al mío.

-Mírame ¿No me recuerdas? -Apegó su rostro aún más, dejando unos centímetros de diferencia -Mírame bien, nos conocimos hace tres malditos años.

¿Qué?

-No sé...-no pude, no pude mirarlo a los ojos.

Había algo en ellos.

Había una familiaridad indescriptible y no solo me pasaba con él, sino también con Zed.

- ¡Recuérdame! - Exigió - No puedes simplemente olvidarme.

-Joder -lo aparte de golpe mientras comenzaba a llorar -Yo...no puedo recordar -me agarré la cabeza con frustración -No puedo y tampoco quiero revivir lo que viví hace tres años.

Él se acercó a mí.

-No puedes simplemente olvidarlo, si yo he vivido cada día culpándome por la muerte de mi hermano debes hacerlo tú también.

- ¿Hermano? -Lo mire aterrada - ¿Tenias un hermano?

-Sí y era lo único que me importaba hasta entonces pero... -la fuerza que ejercía en mi brazo fue creciendo sentía que me lo iba a romper -No puedes olvidarlo, no cuando el dio la vida para salvarte.

Entonces sentí algo en mi corazón, algo hacía que mi corazón latiera frenéticamente, un sentimiento de culpa comenzaba a nacer mientras daba paso a mis recuerdos, a los que había tratado de evitar pero era hora, ya era hora de recordar.

-Recuerda todo.

Su brazo dejó de sujetarme para simplemente darme la vuelta, quedando frente a una lápida.

Me deje caer de rodillas cubriéndome la boca.

"Daniel Williams

Un ángel que volvió a casa"

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora