Capítulo 5:

105 14 0
                                    

Esa fiesta...

Ya era sábado, el viernes había sido un poco largo y agotador para mi, las mentiras ya tenían cara y se llamaban Dash Walker.

Aquel Sábado iban a suceder varias cosas, Owen y sus amigos se iban de fiesta con chicas, yo tenía que enfrentarme a mis primas con la verdad, aunque todavía no estaba segura si hacerlo o no y Ruth me debía una conversación, pero realmente lo que más me agobiaba era que Owen fuese a esa supuesta fiesta y que conociera a alguna chica le gustase y yo tuviese menos oportunidad. Mi cabeza era un laberinto sin salida, más que nunca necesitaba ese consejo de Ruth, tenía que ir a por ella, teníamos que terminar esa conversación.

Sin pensarlo mucho me dirigí a su casa que quedaba a cuatro o cinco casas de la mia temprano en la mañana a eso de las ocho y media.

Al llegar toque a la puerta —tun tun tun—. Nadie contestaba.

—¿Que pasa es muy temprano Ruth debe estar aquí?, creo que debería gritar —me dije.

—Ruth...Ruth —grité severamente alto y me tapé la boca con pena al ver a la  vecina Ortensia de al frente mirarme con cierta cara mientras iba a botar la basura.

—Dash es muy temprano para esa gritería, vas a despertar a los vecinos que aún duermen —dijo Ortensia con desagrado.

—Disculpe Ortensia sé que el grito se me fue un poco de tono —contesté apenada.

Esta me miró y solamente me arqueó la ceja y siguió en lo suyo. Ortensia era la delegada y jefa de Comité del barrio y también la que más temprano se levantaba siempre para tener todo bajo control o mejor dicho estar en el chismoseo con Rita la de al lado, mi mamá y yo las llamábamos las cotorras chismosas.

Al darme vuelta veo la puerta abierta y a la madre de Ruth tratando de sostenerse en ella.

—¿Le sucede algo señora?, ¿se siente mal? —le pregunté asustada al ver su estado.

—Yoooo estoy biiiiien, ¿a quién tú buscassssss a esta hooooora? —dijo tambaleándose mientras se le trababa un poco la lengua al hablar.

Joder la mamá de Ruth estaba ebria hasta más no poder. Dios en donde estaría Ruth en esos momentos. Se suponía que debía estar en su casa a esa hora de la mañana.

—¿Ruth se encuentra? —le pregunté.

—¿Ruth?, ¿quién es Ruth?...Ahhh... Ruth mi hija, —Ruuuth te buscan aquí en la puuuuerta —gritó mientras trataba de subir las escaleras en sics sacs sin poder sostenerse a sí misma.

—Hola Dash, lamento que hayas presenciado este momento, es que mi madre...

No terminó de decir y agachó la cabeza muy apenada con aquella situación.

—No te preocupes Ruth, no pasa nada. ¿Estás ocupada ahora para ir a mi casa a conversar? —le pregunté.

—Si la verdad un poco, pero en cuanto termine de lavar voy allá y conversamos.

—Está bien te esperaré —me despedí algo confundida y mientras esta cerraba la puerta vi dos botellas de Tequila vacías al lado de un florero en la sala, esto me dejó pensando.

Dios, Ruth solo tenía trece años y vivía con dos personas totalmente alcohólicas pero esto no era lo peor, lo peor era que una de ellas era su madre —flipé en mi mente mientras caminaba casa.

También recordé esa conversación con mis primas la primera vez que conocimos a Ruth, cuando nos preguntamos qué hacía la mamá de esta con un hombre totalmente alcohólico, ahora lo entiendo todo, los dos son personas alcohólicas que tienen un gran vicio por el alcohol. Wtf, qué mal por Ruth, vivir con dos personas así es verdaderamente desagradable.

Otra cicatriz © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora