único;

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Wooyoung hizo una mueca con la boca antes de enterrar la pala en el montón de heno lleno de mierda. Dio un suspiro cansado y estiró la espalda, oyendo a sus articulaciones crujir de alivio después de haber pasado horas en la misma posición encorvada e incómoda. Y finalmente, se pasó el brazo por su frente empapada de sudor para apartar su cabello mojado de sus ojos rojos y cansados antes de maldecir. Esa tarde estaba haciendo un calor de infiernos. Estaba sudando por todas partes que ya le empezaba a arder la piel y la ropa se le pegaba de una manera desagradable. Estaba seguro de que apestaba a mierda y se veía asqueroso. No quería nada más en la vida que darse un baño de agua helada y tumbarse en su incómoda cama. Odiaba su cama más que nada, estaba dura y vieja que cada mañana despertaba con dolor en la espalda como un anciano con problemas de artritis. Pero estaba seguro de que esa noche amaría su cama porque había trabajado horas ese día en particular. Siempre había trabajo en el rancho. Trabajo que era duro y que le hacía desmayarse cuando ponía el culo en la cama, pero esa semana había sido un infierno. Debido a que se estaban preparando para ir a la montaña a cuidar el ganado, estaban terminando las tareas para no tener pendientes hasta que su jefe encontrará a alguien para remplazarlos esos meses que no estarían trabajando en el rancho. No iba a dormir bien esa noche tampoco, iba a madrugar al día siguiente para llegar antes y porque su compañero no quería viajar debajo del sol. Se había quejado tanto como un bebé llorón.

Wooyoung miro a su dirección, el entrecejo fruncido y sus puños apretando sus guantes. Jongho estaba en su propio mundo, sus bíceps se flexionaban al intentar subir a la camioneta el heno él solo, lo que era muy estúpido incluso viniendo de alguien cómo él. Pero el cabrón había dicho que él sólo podía hacerlo y que no necesitaba de hombres estúpidos de ciudad que no pueden ni amarrar correctamente una cuerda. El zorro bufo, lo odiaba. Odiaba a esa vaca más que cualquier cosa. Siempre haciendo comentarios indirectos hacía Wooyoung sobre que era un zorro idiota que no debería trabajar en un rancho. No le gustaba Choi Jongho, pero de todas maneras, Wooyoung camino hacia él, con el sonido de sus botas contra la madera con tierra debajo de sus pies alertando al otro hombre que giró la cabeza para verlo. Había una mueca en su cara regordeta, pero Wooyoung lo ignoro guardándose sus guantes sucios en el bolsillo trasero de sus vaqueros gastados. Necesitaba unos nuevos, estos ya estaban hecho mierda, literalmente.

—Te ayudaré.—Dijo Wooyoung cuando estuvo lo suficientemente cerca de la vaca. El otro hizo una mueca, rápidamente quejándose y alegando que no necesitaba ayuda. Wooyoung bufo, metiendo sus dedos entre la cuerda que sujeta el heno, con su ceja alzándose cuando Jongho retrocede debido a que sus manos se tocan.—Deja de ser tan llorón. Mientras más rápido terminemos esto, más rápido podemos irnos a la cama.—Jongho jadea, la confusión aumentando en Wooyoung debido a el balbuceo que suelta el otro hombre, finalmente solo dejándolo de lado mientras se sube a la camioneta, con ella moviéndose ante sus movimientos bruscos.—Solo pásamelo y yo lo subiré.—Cuando cree que esto será un trabajo perdido, Jongho cede por fin. Tirando del heno con ayuda de las cuerdas y se lo pasa a Wooyoung. Ninguno habla mientras trabajan, pero Wooyoung es muy consciente de los ojos de Jongho sobre él todo el tiempo. Debería estar acostumbrado después de un año siendo compañeros, Jongho siempre lo mira trabajar, sobretodo en verano cuando Wooyoung lleva una camiseta blanca de algodón sin mangas y tiene los bíceps sucios y sudados debido al trabajo duro. El hombre debe de estar juzgando su trabajo en silencio. Es tan molesto. No puede creer que pasará dos meses durmiendo y conviviendo con el otro hombre. Está seguro de que uno terminará matando al otro antes de volver al rancho.

[...]

Al día siguiente, Wooyoung se despierta con el cantar del gallo en la mañana. El sol apenas se asoma por su ventana abierta y el zorro gime moviéndose en la incómoda cama. Con pasos pesados se dirige al baño, hace sus necesidades y se mete debajo de la regadera dándose un baño con el agua fría que estremece su cuerpo. En la tarde, el calor es tan insoportable que se siente como si estuvieras en las llamas del infierno, en la mañana y en la noche era todo lo contrario: hacía tanto frío que se sentía como estar en la Antártida, lo que Wooyoung odiaba más que nada. Odiaba esta clase de climas locos. Apenas y tiene tiempo para desayunar, antes de que sea halado por Jongho diciendo que es hora de irse. Wooyoung atrapa las llaves que son lanzadas en su dirección como todo un profesional y se monta en la camioneta, con Jongho en el asiento del copiloto. La camioneta ruge debajo de ellos y Wooyoung arranca cuando está todo listo. Ninguno dice ni comparte ninguna palabra, solo hay silencio entre ellos, salvo el sonido de la vieja camioneta y la canción con ligera estática que suena en la radio. Wooyoung suspira mirando por el parabrisas, el sol está en su punto más ardiente y su chaqueta se está volviendo incomoda. Suspira de nuevo mirando esta vez a Jongho mientras se quita su propia chaqueta de mezclilla, su pecho marcado se ve a pesar de usar una camisa de cuadros sobre otra camisa blanca de algodón (debido a que es un híbrido de vaca, su pecho es más grande y marcado que el de un hombre común) y Jongho hace una mueca cuando mira a Wooyoung, mirándolo casi con odio. Wooyoung aprieta el volante, sus nudillos blancos debido a la fuerza. Todavía no llegan a su destino, y Wooyoung ya sabe que serán dos largos meses. Se acomoda el sombrero con una mano, sintiendo el sudor en su flequillo largo. Debería considerar cortarlo.

MOOO!; WOOJONGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora