Soobin : top, 16 años, 1,79m Beomgyu : bottom, 16 años, 1,67m
⭟ Soobin y Beomgyu llevan un buen tiempo siendo mejores amigos, sin embargo, no sólo existen sentimientos de amistad entre ellos. Por desgracia, el mayor no se da cuenta de que Beomgyu se ha enamorado de él desde el momento que lo vio y, tal vez, viceversa.
Beomgyu realmente quiere ser quien provoque una bonita sonrisa en los labios del contrario, algo que reemplace a lágrimas que empapan las mejillas de Soobin siempre que éste se siente mal.
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No es como si Choi Soobin se sintiera el centro del universo, él entendía que para el resto de la sociedad no era más que otro chico del montón. Sin embargo, ese día sentía como si todo el mundo lo estuviera mirando al entrar al aula.
No pudo comprender el porqué hasta que dirigió su mirada hacia su asiento. Su mejor amigo, Beomgyu, estaba ahí, moviendo su mano de aquí para allá sobre la mesa de su puesto.
Caminó con rapidez, manteniendo su mirada baja porque sabía que no estaba pasando nada bueno y su corazón ya se encontraba lo bastante agitado por la entrega de un proyecto importante en Química como para desear más.
Su mentón tembló cuando notó que el menor limpiaba la mesa con algo de gel sanitizante, probablemente por el contenido de alcohol etílico en éste. Aún así, no hacía mucho que el más bajo había comenzado a borrar aquellas palabras que algunas personas habían escrito por toda la mesa de Soobin, así que el mayor pudo leer unas cuantas.
«Mátate»
«¿Sabían que Soobin es la puta de medio instituto?»
«Chupamela»
«Vete y no nos contagies, enfermo»
─Binnie... ─Beomgyu intentó llamar su atención, tomando su muñeca suavemente y apretandola apenas un poco esperando que dejara de leer todas esas tontas cosas y mejor se concentrara en él. Pudo ver como una pequeña sonrisa, que no era de felicidad en lo absoluto, aparecía en el bonito rostro de Soobin mientras éste descolgaba la mochila sobre sus hombros.
─U-uh, Gyu ¿puedes...? ¿p-puedes entregar mi trabajo por mi s-sí no llego a tiempo? ─preguntó, sacando unas cuantas hojas. Y oh, el corazón del menor realmente se estrujó al escuchar la manera tan bajita en la que su mejor amigo hablaba mientras veía sus manos temblar al tomar las hojas y extenderselas ─O-olvidé algo en mi casillero... ─no dijo más y tan pronto Beomgyu sostuvo su trabajo salió corriendo de ahí, aferrandose a su mochila tan fuerte como podía, evitando todas las miradas de las que era blanco.
