soobin : top, 18 años, 1,82m hueningkai : bottom, 17 años, 1,81m
⭟ hueningkai no es de las personas que se enferman recurrentemente, pero cuando lo hace puede estar en cama durante un mes entero. soobin se encargará de cuidar a su pequeño novio de esa fea gripe de invierno.
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Su cuerpo entero se sacudió mientras de su boca salía un pequeño estornudo y sentía su nariz obstruyendose de nuevo. Unos días atrás habían comenzado las vacaciones de invierno y con ellas la estación, haciendo que HueningKai pescara un inesperado resfriado y éste empeorara gracias al clima tan gélido.
Se sentía todo molesto por el ligero dolor de cabeza y garganta, cubierto de mantas y con un montón de almohadas debajo de él porque Soobin las había puesto ahí. Hablando del pelinegro, éste por fin llegó a su habitación, trayendo el vaso de agua que había pedido.
─Muy bien, cariñito ─dijo el mayor, dejando el vaso de lado para acariciar la cálida mejilla del contrario mientras éste se incorporaba un poco ─Te compré una pastilla para aliviar el dolor de cabeza, vas a tomarla ¿cierto?
HueningKai hizo un ruidito de desagrado. En realidad no había muchas cosas que le disgustaran, pero definitivamente los medicamentos estaban entre los primeros puestos.
─No quiero ─se quejó, con su vocesita algo ronca, escuchandose algo extraño por tener la nariz tapada ─¿Puedo tomar solo el agua? ¿Síp, Binnie...? ─dijo, usando ese apodo que siempre lograba que Soobin se doblegara, aunque por la expresión del pelinegro parecía no estar funcionando demasiado.
─No, toma la pastilla o regresaré temprano a mi casa ─condicionó, porque cuando se trataba de la salud de su pequeño novio, aunque en realidad no fuese tan pequeño, no cedería tan fácil ─¿No quieres sentirte mejor? ¿Sabes qué no te daré besos hasta que mejores?
El rubio frunció el ceño con algo de frustración, al mismo tiempo que un puchero aparecía en sus labios. Dejó que su mano saliera entre todas las mantas que tenía, extendiéndose hacia Choi para que éste le diese el medicamento.
Cuando lo puso en su boca tomó un sorbo del vaso que Soobin puso contra sus labios e hizo una ligera mueca al pasar la tableta.
─Ya que l-lo hice... ─habló, trabandose un poquito y sintiendo su garganta cosquillear, anunciandole el inicio de una racha de tres o cuatro estornudos ─Vas a q-quedarte a dormir, ¿verdad? ─preguntó tan pronto dejó de estornudar.
Soobin sonrió, sentándose a su lado en la enorme cama, admirando por un instante el lindo rostro del menor. Sus mejillas y la punta de su nariz sonrojadas, con el cabello hecho un desastre y dos rollitos de papel obstruyendole la nariz. Síp, incluso si HueningKai estaba en la etapa más desastrosa de un resfriado, seguía viéndose tan perfecto como de costumbre.
