AU. Shōto era un joven exhausto y sin fuerzas que encontró en Izuku aquella luz llena de esperanza. La cual lo levantó de sus penas y ofreció un lugar dentro de su cálido y dulce corazón.
Porque él, fue el único que estuvo ahí para escucharle. En e...
Ambos salieron de la escuela, estaban emocionados porque el día de hoy se cumplían oficialmente sus dos años de relación. Por lo cual, para celebrarlo, decidieron ir juntos a la casa de Todoroki.
Además, aprovechaban la oportunidad que la residencia iba a estar vacía para poder sentirse tranquilos de no ser interrumpidos o echados del lugar tal como pasó veces anteriores. Su padre estaba en un viaje de negocios, Fuyumi al ser maestra, se encontraba en un viaje escolar junto con sus estudiantes.
A pesar de lo mucho que temía el bicolor respecto a subir en una bicicleta, terminaron subiendo a ella. Su primer error.
—¿Sabes? Últimamente he sentido un dolor extraño en el pecho —Habló Midoriya.
—Qué extraño... Supongo que fue algo de la cafetería, ¿Desde hace cuanto lo tienes?
—Antes el dolor no era tan relevante. Pero en las últimas semanas ha subido más —Contestó preocupado.
—Ya veo... Deberías ir al doctor, tal vez allí podrían decirte por qué es. Aunque sigo pensando que es por la comida de la escuela. Tal vez comiste ya mucho katsudon.
El otro rió y asintió con la cabeza, siguiéndole el juego.
En medio del camino, ambos hablaban de diversas cosas. Se quejaban de la clase, otorgaban mutuamente varios cumplidos, o simplemente reían de lo temeroso que era Todoroki ante las bicicletas. Ese era su tema de conversación hasta momentos antes de lo caótico que sucedería minutos después.
—¿Qué tal si antes de ir a tu casa, pasamos por el centro comercial para comprar algo de cenar? Hoy salimos más tarde de lo usual... Tengo hambre —Preguntó Midoriya, concentrado mientras manejaba la silenciosa bicicleta.
—Me parece bien... Pero, ¿Hoy no íbamos a cenar en tu casa?
—Oh, olvidé avisarte. Mi madre tuvo una entrevista de trabajo hoy, es una compañía que queda fuera de la ciudad y por eso regresará hasta mañana —Respondió.
—Ya veo... Entonces sí, vamos por la cena —Respondió entusiasmado. Aquél fue el segundo error.
Y concentrado, Midoriya iba a entrar por una carretera.
—Oh... Hay muchos autos por aquí, ¿Qué tal si vamos por la otra ruta?
—Claro.
El peliverde dobló por la esquina, ahora manejando hacia una vía más práctica pero peligrosa de pasar. Allí cometieron el tercer error.
—Es increíble que hayan pasado ya dos años... Cada vez que estoy contigo, me siento mucho más afortunado —Habló de repente, acariciando el revoltoso cabello de su pareja— Cada vez estoy más seguro de que yo... —Hizo una intrigante pausa.
Izuku sonreía con su usual sonrojo, mientras esperaba ansioso que el otro terminara la frase.
—Te amo, Izuku —Completó.
Y allí, su último error antes de lo sucedido...
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