Para siempre

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Pensé en ella, en lo que sería recostarme en alguno de los pasillos junto a su aura, poner en el reproductor reggae, acariciar su cabello y verla despierta, en silencio, sonriendo... imaginé lo que se ha de sentir si las gotas de lluvia que arrastra la brisa nos congelasen la piel.
Pensé en cuan eterna sería mi dicha de poder tenerla, de poder revivir la sensación de estar delineando las formas de su rostro con mis dedos, recordé que cuando mi índice llegaba a sus labios ella sonreía, yo le plantaba un beso y se lamía los labios provocándome, quemándome de deseo, invitándome al infinito placer de morir y renacer tras las sombras de su piel. Y en esos momentos no importaba lo débil que podía llegar a ser, igual que cualquier idiota me empeñaba a confiar en que no perdería nada.

Creía que esas cosas eran tontas, que yo era tonta, que el amor era tonto, que el mundo lo era igual. Y no estaba lejos de confirmarlo, supongo que a muchas personas les gusta dejarse engañar y olvidarse de olvidar; mira donde estoy, ignorando el trabajo, ignorando la vida, el dolor, la mierda, las carreteras, los charcos, los perros, el viento... creyendo como nunca que se puede encontrar consuelo en la poesía y en tus silencios.

La tarde se esfuma pálida y sigilosa, sigue siendo perfecta para quebrarme con los recuerdos petulantes que he atesorado de ti.

Tal vez esto pueda llegar hasta donde estés... Y sé que odias leer, no importa, yo seguiré amando lo poco que conocí y lo tanto que te he idealizado. Quizá, en alguna historia estés tú de nuevo, leyéndome, pensándome, sabiendo que a veces te sueño, que no veo tu rostro pero sé que eres tú... y en mis sueños te puedo tocar, te puedo sentir, te puedo querer sin remordimientos cuando un demonio libidinoso nos controla como marionetas.

Y lo disfrutamos.

Sin embargo, termino sentada en mi rinconcito, amedrentada con la conclusión de que jamás lograré entender como tú, eso que llamabas "querer", y si me pierdo en vagos intentos por seguir encadenando mis ganas y mi sed a los deseos incompletos que susurras y hacen eco, no saldré jamás de ti y de tus desdibujados juramentos.

Así que sigo recalcando no estar lejos de confirmarlo, porque rayando en la tontería que es todo esto, no me decido a correr por un abrazo cada vez que mis ojos se inundan con tu presencia y solo me quedo pasmada imaginando que yo podría existir ahí, bajo tus brazos, y que aunque me detiene la certeza de ser una pésima inquilina, no dejo de apuñalarte con mis prejuicios hasta volverte pequeñita para dedicarme a odiarte.

Por ahora, esta vez: ni concluyo, ni se cierra, ni defino... por esta vez, sigues como llama que se aviva por el patético pirómano que he dejado vivir revoloteando entre mi pecho, mi entrepierna y la punta de mis dedos.

SENTIMIENTO CLANDESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora