Maldito dolor en mi pecho, estoy afrontando la depresión más grande de mi vida, una depresión que va y viene, una depresión que parece no llegar a su fin.
gracias soledad por permanecer conmigo, no sé aún cómo no me abandonas y, no sé cómo te sigo soportando.
¿Me soportas?( pregunto ella).
No soportar, es cómo que yaces dentro de mi, eres una terrible comstumbre, eso eres.
¿Soy una costumbre? ¿Cómo te puedes acostumbrar a algo que te hace daño?
Los humanos somos así, nos acostumbramos al dolor y, no de una mala manera, solemos confundir el dolor con la felicidad.
Entiendo, entonces confundes el dolor con la felicidad, ¿No crees que es absurdo? Pregunto ella, con esa voz seductora, esa voz qué te hace sumergir en ese mar de soledad, esa voz qué te hace ir hasta lo más profundo sin refutar, esa voz qué me hace caer, una y otra vez.
Todo es absurdo, el dolor, la felicidad. Las relaciones, todo.
¿Relaciones?¿Cómo la nuestra cariño?
Si, cómo la nuestra, quien se enamora de ti, no vuelve a ser el mismo afortunadamente.
Que dices cariño, eres más fuerte por mi, ¿O No?
Ja, ja, ja. Más fuerte dices (llorando le dije). soy el resultado de tu mala mano, la gente muchas veces duele, pero la razón por la que son así, sos vos, señora soledad te voy a decir algo, el mundo ya está lo suficientemente roto, y en esencia es por la falta de amor y falta de empatía. nos haces duros y secos, y dirás qué no eres culpable y te diré que si, si lo eres.
No he dicho nada aún. Dijo ella de forma prepotente.
Lo sé, por eso me adelanto. Entras en la vida de las personas y, ya más nunca sales, y el problema no es ese, porque fácil se puede vivir con la realidad de que estamos solos, y más solos aún en lo que más importa. El caso es que...
Me quedé en silencio, y cómo de costumbre poco a poco fui cayendo en los abismos más profundos del existencialismo. Me siento libre, y a la vez me siento atado.
Pasaron las horas y los días, parece que la vida es más fácil cuando no tienes conversación contigo mismo.¿Eres débil? Me preguntó
Soy débil. Conteste.
Y en mi mente deje fluir las palabras que no salen de mi boca. Pero hasta que punto me permito serlo, mi mayor debilidad es querer desaparecer, me gusta la idea de no estar, de no ser. De forma recurrente la muerte me insinúa una salida rápida. Pero rápidamente me invade la cabeza la pregunta: ¿Que van a sentir aquellos que me piensan? O dicen que me piensan. Por alguna razón todos nos preocupamos cuando ya es tarde, cuando ya no importa, somos miserables y egoístas. Tan egoísta que cuando sabemos que algo puede pasar (suicidó o enfermedad terminal), trataremos de hacer cosas para remediar, para que el cargo de conciencia no sea tan grande, cargar con la muerte de alguien más, es un peso que ninguno quiere llevar, esperamos hasta el final y, el final es justo en este momento.