❝A nadie le importa quienes somos, o qué sucede con nuestras vidas. Somos olvidados y marginados para no tener oportunidad de pelear. Para aquellas personas que aman pisar las cabezas de otros por poder siempre fuimos perros rabiosos, pero algunos d...
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𝗕𝗔𝗥𝗞 𝗟𝗢𝗨𝗗
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Somos lo que aprendemos. La vida forma a sus hijos, y los convierte en quienes están destinados a ser, o en quienes tienen la posibilidad de ser dadas las circunstancias. Pero el destino es un elemento curioso en tiempos de guerra. Tal palabra tiene un peso suficiente en los corazones de quienes pelean. Y se convierte en la única diferencia entre quienes caen y quienes vuelven a levantarse.
Zivah Mizrahi aprendió desde niña que la guerra era un mal necesario. Un medio hacia la paz. Su padre inculcó en ella los valores necesarios para convertirla en una soldado tan hábil y valiente como él. Porque sabía que su hija seguiría sus pasos una vez que estuviera ausente. Y ella se sentía dispuesta a dirigirse al frente de la batalla para hacer la diferencia.
«Si no vas a morder, no muestres los dientes» fue una de sus enseñanzas. Y ella lo llevó al pie de la letra: elevaba sus puños en las peleas escolares; insultaba a todo aquel que la consideraba menos por ser mujer, y recordaba su posición a todo el que se atreviera a cuestionar su juicio como soldado.
Pero así como la guerra moldea a sus soldados, también los tira al suelo buscando sus debilidades. Zivah Mizrahi vio pronto como su familia se rompía. La soldado israelí sabía que debía mantenerse en pie a través de las adversidades, pero la vida no se lo hacía fácil. Su lucha tenía una firme intención, pero algunas veces parecía nublarse para ella. Y debía sacar fuerza desde lo más profundo de su corazón.
Pero un día es atrapada. Zivah Mizrahi es condenada a morir en manos enemigas y acepta que su destino finalmente ha llegado. Pero en el momento de su ejecución pública, un grupo de élite del ejército sokoviano decide interferir para salvarla.
Ella sabe que le queda una deuda enorme con el hombre que arriesgó a su propio equipo para salvarla. Así, Zivah hace un pacto que espera cumplir algún día.
