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Conway caminaba de la mano de su pequeño hacia la entrada de su escuela, sinceramente no quería dejarlo ahí, le daba mucho pánico el pensar que le podrían hacer algo y él no estaría ahí para protegerlo, pero a ruegos de su hermosa esposa accedió a...

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Conway caminaba de la mano de su pequeño hacia la entrada de su escuela, sinceramente no quería dejarlo ahí, le daba mucho pánico el pensar que le podrían hacer algo y él no estaría ahí para protegerlo, pero a ruegos de su hermosa esposa accedió a llevarlo al Jardín de Niños.

Ya a pocos metros de la entrada paró en seco y se agachó a la altura de su niño. —¿Estás seguro de querer ir ahí, Gus?.— Preguntó por última vez el mayor a su hijo, le daba mucho miedo pero quería también que su hijo creciera bien, pero contaba con un pequeño hijo sensible y debido a eso le daba el doble de cuidados y no hacía que hiciera cosas que le incomodaran, dieran miedo o pusieran triste, era su sol y no permitiría por nada del mundo que se apagara.

—Die' cuatlo papi.— A pesar de aún no saber pronunciar bien la 'r' lo intentaba, aunque con cuatro años se le dificultaba.

—Está bien campeón, vamos.— Sonrió orgulloso de su pequeño, le llenaba el corazón que su razón de vida quisiera ser como él.

Ya enfrente de la puerta donde una maestra vigilaba que ningún niño saliera del recinto y esperaba a los demás, pues apenas eran las siete y media de la mañana y las clases empezaban a las ocho aunque ya habían varios niños dentro del lugar jugando, la profesora vio a otro padre de familia acercarse con su niño, pequeño, un poco regordete, pelirrojo clarito, ojos oceánicos, pequeñas pecas que se reflejaban a la luz de los rayos del sol, una gran camisa holgada celeste pastel con pequeños dibujos de un paisaje coloreado con más colores pasteles, unos jeans celestes enrollados de los tobillos dejando ver sus calcetines blancos con estampado de arcoiris animados, sus pequeños tenis blancos, sin duda alguna ese pequeño niño se vestía de manera muy tierna, en cambio su padre intimidaba mucho y más sabiendo que este era el Superintendente de la ciudad.

—Buenas tardes señorita, vengo a dejar a mi hijo, vas a cuidar de él con tu pu-, digo, con tu vida o habrán consecuencias, ¿entendió?.— Casi se le salía una palabrota enfrente de su pequeño, Julia lo mataría. Amenazó a la maestra y recibiendo una respuesta positiva se retiro después de ver como su niño entraba al lugar, volvería a la hora del mediodía por el.

 Amenazó a la maestra y recibiendo una respuesta positiva se retiro después de ver como su niño entraba al lugar, volvería a la hora del mediodía por el

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୨ ♡ ୧ ━ ꒰ 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘀𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 : 𝘆𝘂𝗻𝘀𝘁𝗮𝗯𝗼 / 𝗴𝘂𝘀𝘁𝗮𝗯𝗼𝘄𝗹 ꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora