🥀 Capítulo 3

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La noche había caído.

En el castillo druida, el rey, intentaba salir a hurtadillas de él cubierto con una capa negra para no ser descubierto por sus sirvientes.


Después de la cálida e inesperada bienvenida que mis súbditos me dieron al saber que había regresado llegó un comunicado para todo el personal de mi palacio desde el castillo de los dioses, pidiendo que me prohibieran a toda costa salir esta noche o sufrirían las consecuencias de los dioses.

Jimin podía ser muy sobreprotector cuando se lo proponía.

Salí de mi habitación cerrando la puerta procurando hacer el menor ruido posible. Me coloqué la capucha que tenía la capa mirando a todos lados asegurándome de que no hubiera alguien merodeando.

Andé por el largo y oscuro pasillo adornado con bonitos cuadros familiares en los que posaba con mi familia cuando era pequeño, retratados por los mejores pintores de todos los siete reinos

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Andé por el largo y oscuro pasillo adornado con bonitos cuadros familiares en los que posaba con mi familia cuando era pequeño, retratados por los mejores pintores de todos los siete reinos. Otros eran paisajes del reino en los que se podían ver desde montañas cubiertas de nieve hasta densos bosques repletos de criaturas mágicas que mis padres se habían tomado el tiempo de pintar. Antes de todo lo ocurrido, claro.

Llegué a las inmensas escaleras de madera de roble oscuro divididas en tres tramos. Antes de bajar, quité los mocasines marrones que llevaba para no hacer ningún ruido al bajar ya que algunas tablas de madera crujían.

Tendré que mandarlas arreglar mañana.

Bajé muy despacio para no hacerme notar, aunque a estas horas casi todo el mundo ya estaba acostado, a excepción de algún sirviente terminando sus últimas tareas y los guardias que hacían ronda nocturna procurando que el palacio estuviera en orden y seguro ante cualquier peligro.

Gracias a que estos custodiaban todas y cada una de las puertas y grandes ventanales solo me quedaba una opción.

La salida secreta

Así le puse a una puerta que encontré de pequeño en la cocina un día que mi padre me impidió salir a jugar, porque tenía que estudiar. Iba de camino en secreto a la cocina porque tenía hambre y no tenía permitido comer entre horas . Escuché la voz de mi padre llamándome y me asusté tanto de pensar que me regañaría que entré corriendo a la despensa y me pegué al muro. Al apoyarme noté que el muro se movió y empezó a abrirse en dos dejando ver un pasadizo. Entré, pero el ruido del muro cerrándose a mis espaldas me indicó que debía de continuar bajando las escaleras.

Al bajarlas había un largo pasillo que al final daba a una sencilla puerta de metal. Me acerqué lo más rápido que mis pequeñas piernas podían. Para mi suerte, la puerta no tenía ningún tipo de cerradura para abrirla, así que la empujé y entré a una especie de habitación redonda con las paredes de ladrillo y con unas escaleras bastante estrechas en forma de caracol.

7 REINOS || KOOKV~ KOOKTAE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora