Capitulo 7: ¿Muñecos?.

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×Yue×

—Sabanas blancas, aire frio que me da ligeros espasmos al dejar las mantas, luz brillante y natural que se cuela sobre la carpa que cubre mi cama escondiendo me, dulce calidez que me suplica no abandonar la comodidad de mi lecho.

Me siento en el jodido paraíso.

Si el paraíso entrara en una habitación sin duda seria esta.

Ya habían pasado dos semanas desde mi alocada y salvaje llegada a paris, pero aun me sentía durmiendo y despertando en el cielo cada noche y cada mañana.

Amaba cada centímetro de mi habitación con una pasión que no conocía.

No me acostumbraba a tener tanto espacio donde dormir o caminar, la habitación que tenia en casa de mis tíos siempre había sido considerablemente compacta, lo suficientemente grande para caminar sin tropezar pero del tamaño en que si colocabas un escritorio mediano seguramente chocaría con la cama.

Y apesar de ello extrañaba aquella habitación en lo mas profundo de mi pecho, extrañaba bajar las escaleras de mi cama con prisa para ir a saludar a mis tíos a la cocina.

Extrañaba ayudar en el restaurante apesar de mis deficientes habilidades culinarias.

Extrañaba a mis amigos y al abuelo, a la abuela, estar sin ellos me hundía el corazón de una forma que no recordaba, pero que sentí hace años tras llegar a shanghai la primera vez.

Si, esa misma sensación de vacío que te da cuando te han arrancado una parte importante de tu felicidad.

Aun podía recordar cada detalle de aquella pequeña configuración que la habitación vislumbraba, una cama litera que en la parte superior tenia el colchón y en la parte inferior un escritorio con todo lo necesario, se bajaba por el costado derecho que daba horizontal a la puerta de salida, dos closet, uno a la izquierda y otro frente a la cama, ambos dentro de la pared y llenos de ropa arrugada junto a los implementos de la escuela y la academia deportiva, con una gran ventana al fondo de todo que daba a un mini balcón con vista a las concurridas calles de la ciudad, balcon el cual había sido mi pequeño nido de seguridad durante todos mis años en ese lugar.

Risas, recuerdos, sueños, alegrias, tristezas.

Cada que pensaba mucho en aquello mi alegría se disipaba ligeramente por la añoranza, pero tomando una bocanada de aire entre las mantas me consolaba al saber que mis padres y mi hermana estarían conmigo, y que aun podría ver por llamada todas las noches a mis tíos y abuelos, eso era lo que me reconfortaba cuando la oleada de añoranza me azotaba sin misericordia.

Tras salir de los nublosos recuerdos y la sensación sobrecogedora de calidez que me envolvía, mis ojos grises dieron con el cierre de la carpa,  abriendo entonces la pequeña puerta que daba paso al resto del que era mi nuevo cuarto.

El pulcro piso frío de madera oscura me causaba cosquillas en la punta de los pies una vez abandone mi lecho de suavidad.

—Paris...Sorprende me— Dije en un tono animado aun sabiendo que esa incitación era peligrosa, mas en aquella ciudad específicamente.

Pero honestamente no era lo que en esos momentos me interesaba, la emoción de un nuevo día era superior a cualquier miedo que las locuras fantásticas en formas de héroes y villanos me pudieran provocar.

—Bien bien~, ¿Que usaré hoy?— Sonreí mientras me paseaba descalza, casi patinando hasta la puerta del closet con toda la ligereza que mis pequeños pies podían propinar.

Mi hermana es ¡¿Ladybug?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora