Dos meses pasaron en los que Emely no volvió a saber de Leonardo, cosa que la hizo muy feliz.
Una semana después de aquel mal rato en el restaurante, acompañó a su amiga y prometido a darle la noticia a la madre de la pelirroja y de paso también visitar a su padre, llevaba mucho tiempo sin verlos a todos.
Al volver se concentró solo en dos cosas, la boda de su amiga y en la próxima línea que se estrenará en unos cuatro meses, sería la de otoño invierno. Así que sus días se las pasaban de trabajo y trabajo, lo habitual en su vida.
Tres semanas después de almorzar anunciaron de manera oficial que su próximo desfile, estaban las joyas de la casa Petro, lo que fue muy bien recibido por sus seguidores.
Se anunció por una foto en ambos perfiles. Ambos vestían ropa de Emely y ella usaba joyas creadas por Axel. Sus seguidores de inmediato empezaron a shippearlos.
Todo le estaba saliendo de maravilla en el trabajo y en la preparación de la boda que sería en apenas unos días. Los cuales esperaba con ansias para tomarse unos días tranquila sin trabajo, se sentía molida.
[···]
Leonardo por su parte no podía estar en paz desde ese día. Después de lo que pasó, decidió dejarla en paz, ella a pesar de todo tenía razón, debía comportarse como un hombre y no estar tras de ella, podía conseguir la que quisiera y para probárselo, había tenido tres conquista en dos semanas, aunque no estuvo con la tercera y solo lo hicieron sentir peor.
Las mujeres con las que estuvo, eran las con las que acostumbraba juntarse. Él tenía un polvo quita estrés y ellas su momento de fama a su lado.
Todas tan diferentes a Emely.
Las tres incluso un día antes de salir a cenar con él, lo anunciaron en sus redes, Emely no hizo eso. Ellas tres pidieron ir al restaurante de moda más exclusivo y justo por eso dejo a mitad su cena con la tercera.
En primer lugar, era una chillona consentida de papi llena de silicona, que cada vez que hablaba era como si le pasaran una lija en los tímpanos. Segundo, la cena fue pésima, la comida sabía a espuma, las porciones eran minúsculas y le costo 8 mil dolares.
Ni siquiera la termino y después pues de escuchar todos esos chillidos por una hora y quince minutos, no los soportaría ni un segundo más, así que la llevó a su casa y él se fue a la de él.
Al día siguiente salió temprano, Anika estaba en un campamento y no volvería hasta la segunda semana de agosto. Leonardo condujo hasta el lugar donde la vio la primera vez, para verla y lo hizo , pudo verla cuando entro a la cafetería, salió, pasando frente a su auto, sin percatarse de que él la estaba mirando.
Y lo volvió hacer en otras ocasiones, más de las que un día aceptaría por orgullo.
No entendía que le había hecho la pelinegra, pero no podía dejar de pensarla, de soñarla, incluso compararla con las demás mujeres, donde ella siempre era mejor.
La piel de ella era más perfecta, su cabello era más brillante, sus labios más carnosos y rosados, sus ojos más brillantes y llamativos, todo en ella se veía aun mejor.
Se estaba volviendo loco al desear a una mujer que no lo quería ver ni en pintura. No paraba de ver sus fotos en las redes, donde se la veía tan radiante y feliz, incluso empezó a sentir celos de los hombre que dejaban comentarios a sus fotos.
Y aunque él sentimiento lo estaba carcomiendo y consumiendo todo su ser, volviendolo alguien para nada grato, no aceptaría que estaba celoso, no lo haría.
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No Eres Un Capricho
RomanceLeonardo Drack, un gran empresario mercantil viudo de 32 años, junto con su hija, está cansado de las mujeres que llegan a su vida buscando su dinero, por lo que las ve a todas como unas caza fortunas. Emily Apple, una joven de 24 años trabajadora...