[Este shot es un pedido, por lo tanto la protagonista lleva nombre <3, contenido +18]A G U S
Mi olfato me advirtió de la presencia de alguien en mi hogar, definitivamente no eras mis padres, ya que ellos estaban de viaje por el sur del país y, además, ese no era el aroma de ninguno, los cuales conocía a la perfección después de pasar toda mi vida junto a ellos.
Mis orejas reconocieron pisadas cerca mi habitación, las cuales, al parecer, se acercaba a mí desde la gran ventana del pasadizo. Los vellos de mis antebrazos se erizaron, sí, había un intruso en mi casa. Corrí lo más rápido que pude hasta mi "arma" más cercana, una botella de vidrio que hace dos horas estaba llena de una bebida gasificada. Al sentirme amenazada, instintivamente empecé a gruñir, sacando mis colmillos por sobre mi labio inferior, lista para mostrárselos a quien haya osado irrumpir en mi hogar. Sujeté con fuerza la botella y salí de mi habitación, apuntando con el objeto hacia la dirección del origen de las pisadas.
— ¡Quién quiera que seas, largo de mi casa, ahora!
Al gritar eso, golpeé la botella contra una de las paredes, logrando que esta se rompa y sus puntas filosas brillaran gracias a la luz del sol. Escuché un gruñido, de sorpresa, y al levantar la mirada pude darme cuenta de quien se trataba en realidad.
— ¿Vas a atacarme con esa botellita, florecilla?
— Si sigues llamándome así, lo haré, Isaac.
Él rio y yo rodé los ojos, dándole la espalda para poder buscar una escoba y recogedor, para mi suerte, tenía ambos en mi habitación. Tomé los utensilios de limpieza entre mis manos y me dispuse a barrer las pequeñas esquirlas de vidrio. Era mejor hacerlo de una vez, porque, conociendo mi gran torpeza, posiblemente me haga daño con ellas.
— ¿Por qué esa cara de mal humor, linda?
— ¿Será por que entraste a mi casa sin previo aviso y, peor, me llamas de una manera tan... cursi? ¿Así le dicen los humanos, verdad?
— Quería darle una sorpresa a mi novia —una vez terminé de barrer, Isaac se acercó a mí con una enorme sonrisa, yo dejé de lado los utensilios, entrando a mi habitación otra vez.
— ¿Tu idea de sorpresa es causarme un paro cardíaco? ¿O cambiar hacer que mis sentidos se alboroten? Porque, si es así, déjame decirte que el concepto que tienes de la palabra "sorpresa" es muy retorcido —resoplé—. Además, detesto que me llames de esa manera, sobre todo porque soy alérgica a esas cosas.
— Una mujer lobo que es débil por las flores, quien lo diría —se burló.
— Juro que voy golpearte, Isaac.
— Por favor.
Su tono me hizo reír, negué con la cabeza para luego sentarme en el borde de mi cama con una sonrisa. Isaac seguía de pie en el marco de la puerta, le hice un ademán para que se acercara a mí y, como si fuera un cachorrito, se lanzó hacia mis brazos. Isaac pesaba mucho más que yo, maldita su musculatura enviable, así que no pude mantener mi equilibrio por mucho y caí de espaldas en mi cama, con el cuerpo de mi novio sobre mí.