Tintes, Compras y Coqueteos

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Decir que estas últimas dos semanas habían sido las mejores de toda mi vida, sería quedarme corta. Mi llegada no había ocasionado nada más y nada menos que pura felicidad en los chicos y por esa razón, no había momento que no la pasáramos juntos. La habíamos pasado de fiesta en fiesta, con tardes en la playa y noches de película, disfrutando de todo aquello que nos había sido robado hace años.

Dentro de dos semanas, sería el comienzo de clases y a pesar de saber que nuestras fiestas casi constantes tendrían que terminar, me encontraba emocionada ¿Acaso alguien se acordaría de mí? ¿Que pensaran de mi llegada? Estaba ansiosa por ver la reacción de todos aquellos que en algún momento me conocieron.

Por esa misma razón, nos encontrábamos caminando hacia el centro comercial de nuestra ciudad. Además de necesitar ciertas cosas para la escuela, ya me parecía hora de comprar un par de atuendos nuevos, sin olvidar que estaba planeando un pequeño cambio de imagen.

-Oigan, ¿qué sucedió con Ian? ¿Por qué no lo he visto aun?-Pregunte, al recordar que tenía otro hermano mayor al que aún no había visto.

-Oh si, ¡Ian! Hace unos cuantos meses atrás decidió mudarse de la casa y se encuentra viviendo con Connor en un departamento a unas cuadras de casa. Siempre dijo que aquella casa le provocaba demasiados recuerdos de nuestra infancia, así que en cuanto tuvo la oportunidad decidió irse-Respondió Dylan, asentí con la cabeza y seguí pensando.

¡Casi me olvidaba de Ian! Supongo que entre tantas emociones y reencuentros mi mente olvidó por completo a mi hermano mayor.

Me parece medio estúpido si me lo preguntas a mí.

Por suerte nadie lo estaba haciendo, así que mejor te quedas callada.

Ian era un año mayor que todos nosotros y a pesar de ser tan unidos como con Scott y Dylan, la diferencia de edad nunca nos había permitido compartir momentos y amistades.

Tampoco debo de olvidar a Connor, el idiota de Connor Smith ¡Dios ese chico sí que era insoportable! Aún recuerdo su afán constante por molestarme, haciéndome bromas en cada oportunidad dada. A pesar de ser un pequeño parásito, desde mi opinión personal, Connor siempre sería parte de nuestra pequeña familia. Sus bromas no eran más que inofensivas y bien sabía yo que él era uno más de mis hermanos mayores, dispuesto a protegerme y cuidarme como el resto del grupo.

Decir que extrañaba a aquellos dos tontos sería poco y no deseaba nada más que volver a verlos, para recibir esos abrazos tan reconfortantes de Ian y las estúpidas bromas de Connor. 

-El y Connor aun van al instituto, ¿cierto?-Volví a preguntar.

-Claro, este es su último año. Sé que quieres ir a visitarlos pero ambos decidieron hacer un pequeño viaje justo antes del comienzo de clases. Así que tendrás que esperar al primer día de clases para reencontrarte con ellos-Sonreí entusiasmada.

-En ese caso, mantengamos mi regreso un secreto así podre sorprenderlos el primer día-Digo. A pocos metros logro reconocer la entrada al centro y luego de un pequeño asentimiento por parte de los chicos, entramos todos juntos al enorme edificio. Es alto, con múltiples niveles organizados acorde a las distintas necesidades.

Luego de acordar entre todos, que nos reuniremos en el patio de comidas dentro de un par de horas, cada uno toma un camino diferente para hacer aquello a lo que vinimos. Después de pedir indicaciones y perderme un par de veces, al fin me encamino hacia un salón de belleza dentro del lugar.

En el salón, hay diferentes estilistas haciendo su trabajo o conversando entre ellos. En las paredes laterales se encuentran organizados diferentes puestos de trabajo con sillas y espejos, algunos de esos ya estando ocupados por clientes. Hacia el fondo del lugar, puedo ver una estantería con tintes, shampoos y acondicionadores y delante de ella, un par de asientos con chorros de agua para lavar el cabello.

De Vuelta en CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora