2. Fiesta

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CAPÍTULO II

Venus.

—Creo que ya está lo suficientemente ebria, Dani. —susurro en el oído de mi amiga mientras le doy un sorbo a mi bebida, ella solo se limita a reír. —Ni siquiera se ha dado cuenta que ya no estás allí. 

Nunca había visto a alguien moverse de esa manera tan extraña. 

Raquel está en la pista de baile, sacudiendo sus caderas de un lado a otro con la mirada fija en la zona vip del palco. Parece que le está dando convulsiones. 

—Déjala, que se divierta. 

—Pero está haciendo el ridículo.

—Es su forma de ser sensual. 

—¿Por donde es sensual?

Dani ríe, se levanta de su asiento y jala de mi brazo; pero yo no me muevo. No tengo ganas de bailar. 

—¡Vamos, Vee! —insiste mirándome a los ojos, niego con la cabeza. —¿Seguirás triste por lo que pasó?

—No es sencillo, ¿Y si tienen razón?

—Escucha, Venus, tu eres lindísima ¡Tu cabello es increíble! No le hagas caso a esos idiotas, están celosos porque tú tienes la valentía de pintártelo.

—Es extraño, debería dejar de teñírmelo. 

—¡No, Venus! —grita apretando mis manos. —Es tu distintivo, eres original. 

Me muerdo el labio mirando al suelo. 

Si, definitivamente es extraño. Ellos tienen razón. 

Mañana iré a la peluquería para que me lo quiten. Es lo mejor. 

¿A quién normal se le ocurriría pintarse el cabello de rosa?

—¿Quieres que nos vayamos? —niego con la cabeza. —¿Segura? Porque puedo traer a Raquel y nos vamos a tu casa a ver películas. 

Sonríe, Venus, sonríe. No seas un obstáculo para tus amigas, no como siempre. 

—Estaré bien, pediré otra fanta tu ve a bailar. —hago lo posible para estirar mis labios y sonreír sin mostrar los dientes. Dani me mira insegura. —En serio, yo soy la que maneja, tu disfruta. 

—Bueno, pero si te sientes mal o necesitas algo gritas. 

Asiento y ella se va a la pista. 

Todo esto es una mierda. Las reglas de la sociedad son una porquería, una estupidez que lastimosamente duele. 

Le doy otro trago a mi bebida. 

Raquel ya no está en la pista, tal vez esté vomitando por ahí o en el baño. 

Mamá tenía razón, no tenía porque pintarme el cabello de esa manera. Pero yo tan solo tenía trece años como para importarme lo que los demás piensen de mí. 

Sin embargo que alguien te llene tu mochila de pintura rosa puede hacerte reconsiderar muchas cosas. 

Estás loca

Sus palabras aún retumban en mi cabeza, echándole alcohol a una herida abierta. 

Cada día te amo más, chica de cabello rosa. 

Una verdadera sonrisa nace en mis labios. Él es tan lindo. 

¿Cómo alguien en sus cabales podría enamorarse de una chica como yo?

𝐏𝐈𝐍𝐊| Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora