-. ¡Sabía que uno de estos días tus brazos de fideo seria de ayuda, Law!
-. ¡Cora-san, más cavar menos hablar!
Aquella tarde fue una de las más memorables para Law, a pesar de todo, de burlas hacia sus brazos, y caídas por parte del rubio, fue un día muy agradable, porque no importaba que tan tediosa o estúpida fuera la tarea, Cora-san lo apoyaría sin pensarlo, una sonrisa se formó en su rostro, ese día, eres el que Corazón había visto más sonreír a Law, que desde el día en que lo conoció
Puesto en todo su esplendor lograron plantar aquel cerezo, más que un simple árbol, algo que lo unían a él y a dos personas muy importantes para él, le gustaba esa idea
Cora-san observaba como Law se había dormido en el auto, cubierto en sudor y tierra, nunca fue uno de sus dones la fuerza o la destreza, pero se sentía bien luego de ver al joven cerezo estar al fin en la tierra, eso lo veía en la sonrisa del menor en sus sueños, en esa instancia por primera vez en mucho tiempo no estaba peleando con pesadillas, más bien lucia tranquilo, él se encontraba igual de sucio y sudado, pero se sentía increíblemente feliz, con "la vie en rose" de Edith Piaf de fondo
-. Están asquerosos, enviaré el auto a una limpieza
Les dijo Doflamingo cuando tocaron a la puerta, "Un par de infantes jugando en el barro" pensó
-. No tocarán las sabanas de algodón egipcio de esta forma, vayan a bañarse, o los baño yo con la manguera
-. Si, si
Insistieron, y fueron camino a sus habitaciones a bañarse, la habitación de menor estaba en el segundo piso, y la del mayor en el tercero, cuando el mayor se dirigía a su habitación, el menor sostuvo su camisa un segundo
-. ¿Law?
-. Oye, Cora-san...
A pesar de la tierra, aun en su manchada piel se podía apreciar un leve rubor
-. Muchas gracias... por lo de hoy
-. AHAAAAAAAA, ¡CLARO QUE SI LAW!
Gritaba mientras lo abrazaba
-. ¡CORA-SAN ESTAMOS ASQUEROSOS!, ¡POR FAVOR NO ME ABRASES!
Doflamingo los observaba desde el primer piso, algo asombrado, nunca pensó que su hermano...
Desarrollaría una debilidad
-. Bien, todo listo para mañana
Decía bastante contento consigo mismo el chiquillo de sombrero de paja, su mochila de león estaba llena de onigiris y bebidas, oculto en el refrigerador custodiado por Makino, Luffy confiaba plenamente en su plan, estaba demasiado emocionado, sentía que estallaría de la emoción, estaba seguro de que Torao estaría muy sorprendido, ¡No podía esperar hasta mañana!