T1:E21: S I E M P R E

275 22 6
                                    

El sonido de mi teléfono sonando a todo volumen me hace despertar, frunzo el ceño al notar que aún es de noche y mi alarma ya estaba sonando.

Observo la pantalla de mi teléfono para percatarme que eran las tres de la mañana y había una llamada entrante, pienso un poco al contestar el número desconocido, temía lo que podría ser — ¿Diga? —contestó— ¿Qué? —y de pronto todo mi cuerpo se congela.

Cuando menos me doy cuenta ya estoy tocando a la puerta de Sophia desesperadamente—Sydney son las tres de la...

—Harry se puso mal.

***

Las calles de Nueva York de madrugada eran realmente tenebrosas. Mi mente no paraba de pensar en Harry, necesitaba llegar y estar con él, estar con él en todo momento. Puedo ver a Sophia quién me dice algo mientras acaricia mi hombro, sin embargo por alguna extraña razón no escucho lo que dice. Después de unos minutos llegamos, puedo observar cómo cientos de enfermeros y doctores corren por todos lados mientras una alarma roja suena por todo el hospital.

— ¡Syd espera! —sigo corriendo, ignorando los llamados de Sophia. Jamás había sentido latir mi corazón tan fuerte como en ese momento.

Mis manos estaban frías y en mi frente se podían sentir gotas de sudor tan pesadas, como si estuviesen hechas de sangre. Seguía corriendo, abriendo cada maldita puerta que había en el hospital tratando de encontrarlo peor no había respuesta. Hasta que finalmente, a lo lejos, pues escuchar gritos— ¡Harry se fuerte! —repetían una y otra vez. Lentamente me acerco hasta una gran ventana que me permitía observar una escena que quizá, jamás se me iba a olvidar. Era él, sus quejas eran desgarradoras, mientras dos enfermeras y un doctor trataban de contenerlo, él seguía tratando de liberarse, sentí mi corazón quebrarse.

—Sydney —giro mi vista a un costado donde observo a una Zara empapada en lágrimas.

—Por favor dime que va a estar bien, por favor —la mujer me envuelve en sus brazos sin decir una sola palabra.

***

— ¿Qué te dijeron? —me levanto rápidamente de la silla.

—Su madre dijo que las convulsiones lo agotaron. Esta inconsciente. Pero no sabemos qué pasará —Zara responde mientras limpia sus lágrimas con un pequeño pañuelo.

— ¿Puedo verlo? —pregunto

—Syd, Harry debe descansar, hay que esperar. Mañana puedo cubrirte y podrías verlo, debemos volver a casa —dice Sophia mientras toma mi brazo.

No digo nada y solo camino en la misma dirección que Sophia hacia la salida. El silencio que hay dentro del auto era tan vacío—Sydney —miro a Sophia— ¿Estás segura de que puedes con esto? —pregunta.

Giro mi mirada nuevamente al hospital. ¿Podría?, yo sabía que mi vida era un completo desorden y que quizá entrar en el mundo de Harry iba terminar de destruirla, sin embargo, sabía también que lo quería intentar. Harry quizá me va a destrozar el alma, pero también quizá podía darme nuevamente la seguridad que había perdido ya hace mucho tiempo.

H A R R Y

Las voces de mis padres en la habitación hacen que despierte. Mi cabeza me duele al igual que toda mi espalda. No recordaba nada. —Mamá —hablo apenas audible

—Harry... ¿Cómo te sientes? —mi madre cuestiona mientras toca con su mano mi frente.

—No recuerdo nada. ¿Qué pasó? —trataba de hablar más fuerte pero el dolor me lo impedía por completo.

—Las convulsiones volvieron —siento un nudo en la garganta al escuchar las palabras de mi madre—Nunca hablan durado tanto, los doctores no podían controlarlas, no soportaste más y estuviste inconsciente casi toda la noche —realmente trataba de recordar, pero por alguna razón no podía.

— ¿Y Sydney? Zara dijo que había estado aquí.

—No. Ella no se ha parado por aquí y no creo que lo haga, Harry —dice tan segura pero en sus ojos podía ver algo de deshonestidad.

—Pero Zara la llamó —siento mi voz quebrarse al darme cuenta de que mamá no me mentiría.

—Sí, lo hizo. Pero no vino. ¿Ahora lo entiendes, amor? No te quiere, debes dejarla ir —mis lágrimas finalmente se desbordan. ¿Debería?, ¿debería dejarla ir?


Después de todos los sermones de la doctora Brown sobre mi cuidado, nos dirigimos a la salida. Estaba cansado, no físicamente. Pero mi mente estaba exhausta, solo quería desaparecer y dejar de sentirme así. Solo quiero descansar.

Mi vista está cabizbaja mientras me dirijo hasta las puertas del hospital, solo quería llegar a casa—No puede ser —mi mamá habla, me detengo junto con ella quien mira algo realmente molesta. Doy unos cuantos pasos hacia el frente cuando me percato que es Sydney parada fuera del hospital.

Ella corre hasta mi rodeándome fuerte—Estoy aquí —susurra en mi oído—y siempre me quedaré —sonrío al escuchar sus palabras. Y cuando menos lo espero, sus labios se conectan a los míos dejándome sentir una de las maravillas de la vida, ella.

SAFE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora