¡Déjame Morón! ༺༻RusMéx

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"Claro, pero depende del favor." Alemania puso su mano en su cadera. "Muchas gracias Alemania." México suspiró.

"¿Apoyas o bueno, apoyabas la relación de mi y Rusia no?" México la miró, esta asintió. "Creo que sé a donde va esto, veré lo que puedo hacer." Alemania sonrió. "Bueno, me tendré que ir a trabajar, creo que puedo llamar tu celular. ¡Chau!"

Alemania entró al edificio. Tal vez las cosas por fin empezaban a ir bien para México.

Alemania subió hacia su oficina que compartía con el ruso, cuando entró él se encontró allí recostado en su escritorio, parecía estar dormido. Alemania se paró a su lado tocó su cabello levemente, tratando de levantarlo de la forma más sutil. "Mm.." Rusia se levantó, dio un bostezo. "¿Estas bien?" Alemania le preguntó.

"Para nada..estoy cansado." Rusia dijo, tratando de peinar su cabello con su mano. "Rusia si no te sientes bien o estás cansado te dejare ir temprano hoy, que tal si vas a la cafetería de la esquina, de paso me traes algo."

Rusia asintió. "Gracias Ale, de veras, Japón me tiene cansado con tanto trabajo." Rusia dice y luego se va del edificio, en cuanto sale, Alemania marca su celular, lo pone contra su oído. "¡México! ¿Aún sigues cerca?" Le preguntó. "Ujum, ¿lograste resolver algo para verlo?" México preguntó de la otra línea.

"Sip, necesito que vayas a la cafetería justo al lado del edificio, pero rápido, Rusia debe estar allí." Alemania le cuenta al mexicano. "Oh, muchísimas gracias." México rápidamente engancha y va corriendo a la cafetería.

Logra ver el lugar de encuentro y llega a el, logra ver en la fila de espera para ordenar a el hombre que tanto extraño. Quien supiese que alguien pudiese cambiar el un lapso de solo un año. Y no cambio para lo mejor, sino para lo peor. Se ve encorvado, pelo hecho un desastre, la ropa que obviamente le incomoda, no se veía para nada cómodo, obviamente Japón era de la culpa.

México no sabía como captar su atención así que decidió ir hacia Rusia, pudo recolectar todo su valentía y dio un respiro hondo, camino hacia el alto. Le tocó el brazo. Rusia se volteó y miró hacia abajo, frunció el ceño confundido y un poco asombrado.

"México." Rusia dijo con incredulidad. Dio unos pasos hacia atrás.

"Rusia.."México le sonrió, esperando que él le mostrara un poco de felicidad.

"¿Que haces aquí?.. No, ¿¡por que estas aquí?!" Rusia le grito, haciendo que un pequeño grupo de gente lo mirara, México lo miró, con el corazón hecho trozos.

"Rusia..? Yo—" México se le había formado un nudo en la garganta. "Pensé que te dije que no me hablaras más." Rusia dijo, apretando los dientes. "No entiendo...Rusia, ¡yo te amo!" México empezaba a sentir lágrimas, amenazando por salir.

"..¿eres un necio? Crees que te los devolvería los sentimientos, ¡¿después de que me hiciste tanto daño?!" Rusia dijo, sus palabras agresivas se sentían como un cuchillo para el mexicano, este solo aceptó todo lo que le dijo, hasta que decidió hablarle nuevamente. "¿No entiendes? Rusia..de veras crees que yo te sería infiel..¿después de todo?!" México sollozó, su voz saliendo rasposa.

Rusia se quedó allí parado. En este punto, todos los empleados y clientes se habían desaparecido.

"El tiempo te ha hecho tan...frío." México dijo, mirando al ruso, él miraba el suelo, pequeño hipidos se escuchaban de él.

Estaba llorando.

"¡¿Es que nunca consideraste como me sentí yo no?!" Rusia le grito al contrario. "¿¡Pensaste que yo no puedo sentir nada no?!" Rusia sollozaba. "¡Yo igual puedo llorar.! Pero creo que nunca te pudo pasar por tú tan...tan hueca cabeza." Rusia no paraba, y allí fue cuando México se arrepintió, nada le había dolido más al ver a Rusia llorar, México se trató de acercar a él para consolarlo, Rusia lo empujó hacia atrás.

"Por favor déjame en paz" Rusia miró hacia abajo al contrario, fue caminado de vuelta a la oficina, dejando al mexicano allí, mirándolo irse de su agarre, nuevamente.