Un mes después...
24 de diciembre del año 2020, México D.C.
José Luis Navarrete.
Hace un año la vida me cambio, estoy con una mujer extremadamente hermosa, que me saco de la peor época de mi vida, después que tome el mando en la empresa de mi padre he tratado de llevar una vida sin negocios turbios.
Todo lo he hecho por mi hija, a quien no he visto y me duele el alma... no existe el día que no imagine como es, si se parece a mí o es igual de hermosa e inteligente a su madre, hace unos días entre a la oficina de mi amigo Braulio y mientras buscaba una documentación de la empresa vi una foto.
Era Altagracia, con una bebe en sus brazos, mi hija mi carne en sus brazos, pensé que al verla, así sea en una fotografía la iba a odiar, pero fue tal el impacto que vomite, ese día recaí.
Me volví a alcoholizar, me volví ahogar en el alcohol, ya la culpable no es Altagracia, el culpable soy yo por haber amado un imposible, por no tener los cojones de ir a ver a mi hija.
Hoy es navidad y pensar en esa niña recibiendo sus regalos, quizás ya exista otro hombre en la vida de su madre y le llame papá, Felina nunca me ha contado de sus vidas, un día trato de hablarme de mi hija y la frene. Solo alcanzo a decir que era una niña y la vida se me nublo.
Pero ver a esa niña, es tener que ver a Altagracia. Verla en su nueva faceta, quizás en los brazos de otro hombre. Pero lo intentare, yo sé que con ayuda de Sara voy poder afrontar esta situación.
(...)
Mientras compartíamos con mis amigos, Braulio, Felina, Daniel, Polo y Guzmán, los mismos de siempre... con los que estudie en la prepa y después iniciamos la Universidad, los que un día me vieron ser el hombre más feliz con mi primer amor y después verme recaer en drogas, putas y alcohol... eso es verdadera amistad.
Ahora al grupo se unía Sara, quien es una mujer muy introvertida y a veces se enoja con nuestras conversaciones fuera de tono, pues las familias de todos son gente adinerada de la Elite de México y hasta más.
Aún recuerdo cuando Altagracia entro al school, era una niña yo le llevaba 6 años, éramos unos vagos y perdíamos todos los años del colegio... pero Altagracia nos enseñó ella es una genio... ella tenía 18 y nosotros ya teníamos canas en ese colegio.
Nos graduamos por ella y cada quien cogió distinto rumbo en carreras, pero siempre estuvimos hasta ese día que se graduaba Altagracia con honores de la Universidad.
Éramos nosotros siempre, con nuestros padres ausentes... el padre de Altagracia me odiaba y con toda razó, yo era el hijo del hombre que siempre había tenido entre ceja y ceja, el hombre al que odiaba con todo su ser.
Arturo Sandoval, es el nuevo ministro de defensa de nuestro país, después de terminar con su carrera militar con honores, se metió a la política... se destacó por amar a su hija, hasta que ella se metió conmigo, el día que se enteró de lo nuestro, la repudio y no volvió a mirarla a los ojos.
Pero en el corazón nadie manda.
Luis, Luis, escucho decir a mi mujer mientras todos me miran a la expectativa, ¿en qué piensas cariño?.
En nada Sara, solo he pensado en trabajo, Braulio me miro... el me conoce más que nadie y sabe que pensaba en ella, solo en ella ¿obsesivo no?
Mientras estábamos en la cena de navidad, el teléfono de la casa de Eunice empieza a sonar, hasta que se levanta solo el altavoz y habla una niña con voz dulce.
Tia, tia feli santa claus me ha traido un castillo gigante y muchos juguetes.
Al verle la cara a Felina, salte me di cuenta que se trataba de nada más y nada menos de la voz de mi hija, pero eso no era lo peor.
Lo peor fue escuchar la voz de Altagracia con otro hombre, reír y gritar.
Feliz navidad.
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𝓔𝓵 𝓭𝓮𝓼𝓽𝓲𝓷𝓸, 𝓮𝓵 ú𝓷𝓲𝓬𝓸 𝓬𝓾𝓵𝓹𝓪𝓫𝓵𝓮
RomanceComo empezar una fundación, cuando tú no has sanado.